Soliloquio | Entre vencedores, vencidos y la religión
“Es difícil ser objetivo cuando estamos saturados de imágenes desgarradoras, y es fácil tomar partido cuando se observa solo una parte de la historia”
Christian M. Barraza Loera*
La última semana hemos sido testigos parciales del desbordado conflicto entre israelitas y palestinos que lleva décadas (si no es que siglos según la biblia); hemos sido bombardeados en noticieros y redes sociales con imágenes y testimonios que nos muestran el problema desde la óptica judía, mientras ignoramos convenientemente la realidad palestina. Me gustaría puntualizar antes de que surja un malentendido: aunque hago hincapié en la “parcialidad de la información”, no significa que minimice o justifique los crímenes de lesa humanidad realizados por Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica), tales como: asesinato, privación de la libertad fuera del derecho internacional, tortura, violaciones, persecución, entre otros que siguen siendo reprobables.
Sin embargo, algo que nos ha enseñado la historia es que ésta está escrita por los vencedores que dieron a conocer su versión de los hechos; mientras que los vencidos terminan acatando los castigos, multas o sanciones. Ejemplos tenemos de sobra, desde historia antigua hasta contemporánea; desde conquistadores que forjaron grandes imperios hasta conflictos bélicos que formaron grandes bloques político- económicos.
Muchos de estos imperios dieron muestra de su poder a través de la influencia en los pueblos vencidos, por ejemplo: el derecho romano, un modelo para el mundo occidental; la transformación económica a partir del descubrimiento o invención de américa (1492), así como la expansión de la religión católica que sumaría feligreses y poderío a España y Roma. Hacia el siglo XX tras la Segunda Guerra Mundial, surgen dos bloques político-económicos: capitalismo y comunismo; siendo el primero quien ofrecía una aparente renovación ideológica bañada de espejismos de libertad, idea que el mundo compró cuando observó a través de su pantalla la caída del muro de Berlín (1989).
Otro momento decisivo en la historia fue el 11 de septiembre de 2001, la caída de las Torres Gemelas iniciaron el nuevo siglo retomando un viejo conflicto; una cruzada del siglo XXI donde una postura estadounidense se implantó en la mente de la mayoría: el islam atentaba contra las libertades occidentales. Desde entonces repuntó un temor e intolerancia ante la cultura musulmana, justificamos cualquier ataque llevado por Estados Unidos en Medio Oriente, cerramos ojos y oídos ante actos de barbarie contra hombres, mujeres y niños islamistas, decidimos suponer que estábamos del lado vencedor, el de los “buenos”.
Nos hemos dejado llevar por la parcialidad en la información, y vaya que no es un caso exclusivo en términos de superioridad racial, cultural o política. Estamos acostumbrados a creer ciegamente lo que nos dicen “autoridades” políticas o mediáticas porque no tenemos el tiempo suficiente para cuestionarnos más; y no es reproche, la vida con sus responsabilidades adultas y capitalistas tampoco lo permiten. Sin embargo, otra de las cosas que nos ha enseñado la historia, o al menos a los historiadores, es que una moneda tiene dos caras; no hay verdades absolutas, esa quedó en el medievo y también registro miles de muertes ante el poder inquisidor.
Cuando observamos eventos como los atentados contra civiles judíos, también hay que preguntarse sobre los civiles palestinos. Es difícil ser objetivo cuando estamos saturados de imágenes desgarradoras, y es fácil tomar partido cuando se observa solo una parte de la historia; sin embargo, recordemos que, así como la política y economía han formado naciones y las religiones han creado culturas, éstas también se han encargado de oprimir o destruirlas.
*Historiador, docente, investigador de minorías religiosas, a veces podcaster y liberal: multitask
Correo electrónico: crisbalo1984@gmail.com
Facebook: Christian Chichimeca Barraza