La seguridad y la nación | El sueño Juarista
“Don Benito Juárez, mejor conocido como el Benemérito de la Américas, logró lo que ningún otro gobernante ha podido hasta nuestros días, hacer efectivo el estado de derecho, ¿y qué es esto? Que el que la hace, sin duda la paga”
Hugo Rafael Sánchez González*
Benito Pablo Juárez García, fue un político mexicano indígena y abogado, y desde que logró tener injerencia en los asuntos políticos de México, sus iniciativas se volvieron relevantes, sus muchos logros y establecimientos de empresas que realizó a través de su vida fueron de gran importancia; de origen zapoteca, Juárez llegaría a ocupar la presidencia de México en repetidas ocasiones, y realizaría uno de los hechos más importantes de la vida del país, al proclamar las leyes de reforma, con las que la separación entre los bienes de la iglesia y del estado se volvería una realidad, pero sobre todo, como un hombre de leyes, era un idealista sobre la correcta aplicación de la ley y el orden, o mejor dicho, el Estado de Derecho.
Recién nombrado ministro de Justicia, Benito Juárez decretó el 23 de noviembre de 1855, la promulgación de “La ley Juárez”, la que desató una serie de opiniones en favor y en contra. Estas últimas surgidas en un principio, al frente de los sectores afectados: la Iglesia, el ejército y la Suprema Corte de Justicia, ya que esta ley contaba en su esencia con tres puntos de importancia política: la supresión de fueros, la organización de la Suprema Corte y la creación del Tribunal Superior del Distrito Federal.
La controversia rebasó los límites de su tiempo, que incluyó desde la fuerte discusión dentro de la otrora clase política y de los periódicos de la época, hasta la generación de opiniones de parte de los estudiosos posteriores; simpatizantes y detractores.
La Ley Juárez fue expedida en un momento de gran agitación política y social en México. Desde la Independencia en 1821 y hasta la promulgación de la Constitución de 1857, el país había vivido un periodo de inestabilidad política y económica.
La Iglesia católica había sido una de las instituciones más poderosas y ricas del país, y había ejercido una gran influencia en la vida pública y privada de los mexicanos. El clero no pagaba impuestos y tenía sus propios tribunales para juzgar a sus miembros en asuntos civiles y penales.
La sociedad mexicana de la época estaba marcada por profundas desigualdades sociales y económicas. La mayoría de la población era indígena o mestiza y estaba marginada de la vida política y económica del país. La ley otorgaba a los militares y religiosos privilegios que les permitían evadir la justicia y evitar el pago de impuestos.
Fue en este contexto que surgieron las Leyes de Reforma, un conjunto de leyes que buscaban transformar la sociedad mexicana y crear un Estado laico, moderno y democrático.
En palabras simples y concretas, el objetivo de la Ley Juárez era establecer la igualdad ante la ley y eliminar los privilegios de algunos grupos de la sociedad mexicana. En aquella época el ejército y el clero gozaban de fueros y privilegios que los protegían de ser juzgados como el resto de los ciudadanos. Asimismo, los tribunales especiales para militares y religiosos evadían los acostumbrados derechos de los ciudadanos comunes.
La Ley Juárez también buscaba acabar con la impunidad en casos civiles, permitiendo que cualquier ciudadano, sin importar su condición, pudiera ser juzgado sin evasivas y sin privilegios. De esta manera, se logró una democratización del acceso a la justicia y se afianzó la idea de que todos en México eran iguales ante la ley.
Bibliografía
CNDH “defendamos al pueblo”. https://www.cndh.org.mx/noticia/natalicio-de-benito-juarez#_ftn%203
*Especialista en Seguridad Pública, Instructor certificado en Derechos Humanos por el CICR.
Mtro., en Juicios Orales
Contacto: silverado_hr@hotmail.com
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