Reflexionando el Evangelio | Un año termina, la familia sigue

Reflexionando el Evangelio | Un año termina, la familia sigue

La Sagrada Familia de Jesús, María y José

 

“El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría”

Lucas 2, 22-40

Quizás esta fiesta tenga otras formas de celebración al terminar 2023. No siempre coinciden el término de un año con esta fiesta litúrgica, propia del tiempo de Navidad. El año que termina ¿ha sido lo que originalmente nos deseamos en el mes de enero? ¿La familia resiente lo vivido durante el año? ¿En qué? Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que la familia sigue a pesar de las variadas vicisitudes vividas.

Alrededor de la mesa familiar hay sentimientos encontrados: nostalgia y fiesta; nos reunimos, pero seguimos pensando en los que faltan; salimos de casa para quedarnos en casa; estamos de cuerpo presente y las alas del espíritu vuelan a espacios y tiempos que ya no son; nos movemos entre deseos y miedos; oramos en familia y echamos de menos el templo… Cada fin de año tiene lo suyo. Es un tiempo muy significativo para todos.

No podemos dejar de pensar que es tiempo de Navidad. El ambiente exterior -con los adornos propios de la temporada- nos grita silenciosamente que es un tiempo único. Sentimos que una presencia que nos sobrepasa es la causa y razón del reencuentro de familias y la forma de medir el tiempo. Basta que miremos el Misterio que resplandece desde el pesebre de Belén.

Reflexionemos: Algunas de las familias de nuestros antepasados empezaron en el ambiente de Navidad; no hay Navidad sin la realidad de la familia…  Sabiamente  la  liturgia  católica  relaciona el nacimiento de Jesús con la familia. Nosotros, estemos donde estemos, buscamos reunirnos en familia en Navidad. En los últimos  años,  hemos  añadido  la  necesaria  reunión  de  fin  de año.

Después de 2023 años, la familia sigue teniendo el 'aval divino'. Dios sigue recomendando a la familia -al estilo de la suya- como el mejor medio para que el ser humano sea gestado, nazca, crezca, madure, sea persona de bien. Es el mejor espacio para que el ser humano crezca siendo amado, comprendido, perdonado, protegido… Es la mejor escuela para que el

 

desarrollo humano sea viable y el ser humano ‘mame’ los valores que dan sentido y sostienen la convivencia humana.

No me imagino donde estaríamos sin el cobijo/portal/pesebre de la familia. Sin ella, seguramente haríamos narrativas de historias de deshumanización. Aunque nuevas ideologías buscan suplir a la familia 'tradicional' como célula de la sociedad, nadie puede garantizar un espacio mejor de humanización. A pesar de sus inocultables dificultades y los desafíos de la modernidad está llamada a ser lo que es en su designio original: comunidad/hogar/escuela de vida y de amor.

Celebrar la fiesta de la Sagrada Familia en el ambiente festivo de Navidad puede ser una gran oportunidad para reflexionar sobre su identidad y sus aconteceres. Las personas  que aparecen este día en la Palabra que escuchamos pueden ser el referente que necesitamos para no perder piso, ni cielo. Abraham, Sara, Simeón, Ana, Jesús, María y José tienen mucho que enseñar a la presente generación.

Les deseo una festiva Navidad y un corresponsable año 2024. Con mi bendición.

 

+ Sigifredo Obispo de/en Zacatecas


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