Los misterios de la existencia | Limitaciones y elección
“Elige quién ser”
Alejandro Bravo Pérez*
Cuando una persona se da cuenta de lo terrible que es cederle la libertad de elegir a otra persona, se siente tan desconcertada como asombrada.
Asombrada por el hecho de ver que, por mucho, cedió a los intereses de otros, antes que a los propios.
Desconcertada, porque darse cuenta de lo que había ocurrido propicia ecos en su memoria, acompañada por el arrepentimiento, el enojo y hasta la impotencia.
¿Quién es esa persona que se da cuenta de la grandeza que hay en la libertad de elegir y renunciar?
En palabras de Sartre, alguien que nació por segunda vez. Sí, la primera lo hace el día que es expulsada del vientre de su madre; su segundo nacimiento, cuando es consciente de sus posibilidades, aunque también de sus propias limitaciones.
El ser humano es grande, porque en cada acto que se propone puede alcanzar la gloria, la fama y hasta la inmortalidad por sus actos, más puede verse limitado por su mortalidad, por su corporalidad, hasta por su entorno social.
Alguien pude nacer con problemas en las piernas y la cadera, lo que le hace tener que depender de una silla de ruedas para moverse; puede tener el deseo y el sueño de formar parte de la selección nacional de futbol e ir al Mundial a representar a nuestro país, más su condición física lo limita a poder participar en una actividad como esa.
Aún y aunque se le diera el contrato como jugador honorario de algún club deportivo, suponiendo que tiene la intención de hacer una labor social, el mismo equipo, como el cuerpo técnico y hasta los directivos, le negarían jugar un partido completo en una final de campeonato.
Pese a las limitaciones físicas y las que su entorno le impone, en palabras de Sartre, esa persona sigue siendo libre, ¿pero libre de qué?, de elegir quién ser frente a todas esas circunstancias.
Aun así, existe la posibilidad de no nacer una segunda vez, de quedarse estancado, de quedarse en la misma condición, mirando lo que ocurre desde una única postura.
Culpando a la enfermedad, al malestar, al otro, al mundo y hasta al destino por otorgar cruel castigo. Justificándose, diciendo que se está dónde está, porque esa es la única opción que hay.
A eso, Sartre le llama un “acto de mala fe”; un acto de mala fe contra uno mismo.
Existir significa “emerger”, “salir” y las decisiones, las elecciones, las renuncias nos mueven de nuestro lugar, nos impulsan a salir de donde estamos, nos invitan a una existencia autentica.
Mi nombre es Alejandro Bravo, cuento con la formación como Terapeuta Existencial.
Más que hablarte de teorías o técnicas, me gusta explorar lo que está presente, lo cotidiano, lo que ocurre.
Si te interesa conocer un poco más de esto e indagar en tus propios misterios, te invito a crear un espacio de relación y diálogo para que juntos, podamos comprender un poco más la “situación” que estés viviendo, como también la manera en que te relacionas con el mundo y los demás.
*Terapeuta existencial
Teléfono: 7712099585
Correo: cypesc@gmail.com
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.