La seguridad y la nación | La oportunidad monrealista

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“Con las elecciones de la mesa directiva, donde Ricardo Monreal colocó a Alejandro Armenta como presidente del Senado, se evidenció la clara división al interior de Morena, demostrándole Ricardo al presidente López Obrador que podría ser no un opositor cualquiera”.


Hugo Rafael Sánchez*

El Pleno del Senado de la República aprobó, en lo general y lo particular, el dictamen de la minuta para reformar la Guardia Nacional, por la que quedará supeditada, operativa y administrativamente, a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), sin embargo, esto ya lo venía construyendo la Sedena con anuencia del presidente.

Desde la creación de la Guardia Nacional, la Sedena se encargó de eliminar a toda autoridad civil que existiese bajo el fuero federal, aunque la reforma constitucional de 2018 hacía alusión que las fuerzas armadas “acompañarían” a la autoridad civil para conformar dicha Guardia Nacional, pues bien, esto no sucedió, sino todo lo contrario, desmantelaron a la totalidad de los civiles, quitando además los apoyos a estados y municipios en cuanto a seguridad y se erigieron como la única opción en este ámbito.

El argumento presidencial para lograr estos cambios a las leyes secundarias es “la Guardia Nacional debe consolidarse como autoridad civil, por ello es importante la participación de las fuerzas armadas”, la realidad es que la Sedena no colaboró para tal fin; es sabido que las fuerzas armadas en ningún sexenio han apoyado a autoridades civiles para que estas crezcan como instituciones, basta recordar la creación de la división de las Fuerzas Federales de la Policía Federal, que fue conformada en su mayoría por militares en retiro, dados de baja de Sedena o enviados por “castigo” a dicha división, pero ninguno en activo y con deseos de aportar al crecimiento de la Policía Federal y, en esta ocasión, con la Guardia Nacional, no sería la excepción.

Por ello, lo que se espera es que la reforma a dichas leyes secundarias lleguen a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que declare su inconstitucionalidad, pero, para esto, ya habrá terminado el mandato de la actual administración.

Desde la reunión del General Cienfuegos con el entonces presidente recién electo Obrador, quien en aquel entonces dijo: “me reuní con el general de división Salvador Cienfuegos, me dio sus puntos de vista sobre el grave problema de la violencia y las alternativas. Reiteré que el próximo secretario de la Defensa Nacional será un militar en activo del más alto rango, honesto y leal a la patria”, sin embargo, ¿qué fue lo que realmente se acordó en esta reunión?, muy simple, la creación de la Guardia Nacional bajo la tutela de la Sedena, con el incremento presupuestal que para dicha Secretaría significa, la aniquilación del poder civil en cuanto a las funciones de seguridad pública, a cambio de garantizar la perpetuidad sexenal de Morena en 2024, ¿cómo?, con una Guardia Nacional en las calles que reprima las manifestaciones sociales, en caso de descontento por la victoria del partido de Obrador, y sin un INE con funciones de arbitro, la presidencia tendría un poder casi absoluto.

Ahora bien, esta es una buena oportunidad para Ricardo Monreal si desea la presidencia para 2024, ya que como él lo ha mencionado, no es “comparsa” ni “apéndice” del presidente; con esto, las divisiones de Morena son evidentes, las facciones se están situando alrededor de los candidatos para sustituir al presidente.

Sheinbaum encabeza la lista como ganadora, por ahora, con un 48% de los apoyos; tras ella, Marcelo Ebrard, quien mantiene buena sintonía con Monreal y, por último, Adán Augusto López.

Con una oposición recién quebrada por Alejandro Moreno, sin un candidato fuerte para la sucesión, bien podría Ricardo sacar provecho de este caos opositor, ya que además se opuso a las reformas de las leyes secundarias para que la GN pasara a la Sedena.

En 2024 se puede revertir esto, siempre y cuando la alineación del sucesor no sea Obradorista, pues bien, es la oportunidad de Ricardo para conectar esos puntos dispersos, fortalecer esa alianza o, en su caso, a través de Ebrard, lograr un cambio del grupo morenista de Obrador.

La tarea de Ricardo no es fácil, pero ya ha demostrado ser un excelente operador político; en esta inédita oportunidad de cambio, puede ser el verdadero contrapeso presidencial.

*Especialista en Seguridad Pública. Instructor certificado en Derechos Humanos por el CICR. Presidente de la asociación “Desarrollo de Liderazgo y Talento AC”.

Mtro. en juicios orales

Contacto: silverado_hr@hotmail.com


**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.

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