La familia | Paz familiar

La familia | Paz familiar

“Que la paz que anuncian con sus palabras esté primero en sus corazones”

 

Susana Sánchez*

En reiteradas ocasiones hemos escuchado de los muchos esfuerzos que se hacen en el mundo por conseguir la paz, como nos empeñamos por obtenerla y cuanto trabajo cuesta que permanezca. La paz es un valor que se adquiere desde cada ser humano, según este lo decida, superando los obstáculos que lo alejen de ella. Es un poder que tenemos todos de comprender, aceptar, dialogar, incluir y tolerar sin que nos afecte.

Y es que, aunque para muchos la paz es un estado de bienestar, tranquilidad, estabilidad y de seguridad opuesto a la lucha y la pugna; la paz no es solo ausencia de conflictos, es mantener una estabilidad a pesar de los mismos, desarrollando la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás viviendo de forma pacífica y unida. Es la capacidad que todos tenemos de desarrollar una comprensión muldimensional.

Paradójicamente, la paz es una lucha diaria para mejorar la calidad de vida; en el caso de la familia, de mejorar la vida de todos los que formamos parte del núcleo familiar, es por eso que todo lo que atenta contra la sana convivencia, afecta a la paz. De este modo, la paz es una labor cotidiana que se realiza en colaboración. Sin trabajo de grupo es muy difícil conseguirla. Cada uno de nosotros debe ser muy creativo para encontrar soluciones no violentas que nos conflictúen y hagan más grandes las pugnas.

Entonces, para adquirir la tan anhelada paz en nuestras vidas, debemos tomar en cuenta que  ésta va fuertemente ligada al amor y a la tolerancia, que exige de cada uno una comprensión multiimensional que afecta en su conjunto a los demás, que es necesaria para el correcto desarrollo mental, afectivo e incluso físico de nuestros hijos y de nosotros mismos, que nos ayuda a resolver conflictos de manera asertiva, que es uno de los valores máximos de la existencia humana y que nos permite realizar nuestras actividades de manera tranquila y alcanzar la felicidad.

Y es que la paz se hace en familia, así de sencillo. Cada uno de nosotros puede hacer la diferencia en la vida de los demás, es cuestión de voluntad y de amor, se consigue y se fortalece día a día con un trabajo arduo, haciéndoles llegar un mensaje claro de amor a los nuestros, siendo el mismo amor el protagonista.

En una familia que busca la paz, se trabaja y se ayuda a que todos los miembros crezcan fuertes, en un clima de confianza y de seguridad, tolerante a las debilidades de cada quien. Apoyando los talentos y fortalezas de todos, supliendo las faltas y equilibrando el desarrollo con la autoridad.

En una familia que busca la paz hay rutinas y ritos que todos respetan, se acompañan en las buenas y en las malas, pasan tiempo juntos y también se respeta el espacio individual sin chantajes ni manipulaciones. 

En una familia pacifica no hay maltrato, pero se exige el respeto, no se anula el conflicto, pero éste se trabaja de manera inteligente y constructiva, se da ejemplo, se supervisa, pero se confía, se halaga en público, se corrige en privado, se honra el lugar que cada uno tiene y la personalidad de cada uno en libertad.

El pertenecer a una familia fuerte y unida es el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos y a las futuras generaciones. Esto se lleva muy adentro y vale más que el dinero, el poder o cualquier otra riqueza. Así de sencillo, construyamos familias buenas de verdad y así sí podemos construir una verdadera paz.

 

*Maestra en Educación Familiar

 

**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.

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