La familia | La educación y los tiempos
“El espíritu humano debe prevalecer sobre la tecnología y la modernidad”.
Albert Einstein
Susana Sánchez*
En una conversación con amigas, comentábamos sobre la educación de los hijos y cómo es que ahora pareciera que, a los hijos, en lugar de educarlos los padres, los educan los tiempos.
Cada vez más vemos cómo nos cuesta trabajo empatar conceptos y ponernos de acuerdo sobre temas actuales como los gustos, los valores, las prioridades y, en general, las cosas que valen la pena.
Y es que considero importante pensar detenidamente sobre la necesidad de navegar acompasadamente, y al unísono, padres, escuelas y sociedad en cuestiones de educación.
Desafortunadamente, no siempre podemos coincidir y es ahí donde los papás, como primeros educadores, tenemos el deber de decidir qué queremos que aprendan, de manera que los formemos integralmente.
Reflexionemos en el compromiso de educar; una tarea comprometida que debemos compartir con buena voluntad y sabiduría todos los agentes educativos: padres, profesores, alumnos y, también, la sociedad.
Nos encontramos con una sociedad más enriquecedora por la incorporación de nuevas culturas que hacen progresar la diversidad de formas de vivir y de convivir, con una tecnología cada vez más avanzada que nos facilita el diario vivir y, a la vez, más empobrecida, porque cree que todo se puede relativizar y que puede conseguirse la felicidad sin hacer el mínimo esfuerzo.
Una sociedad que está cambiando los estándares de la moral, la belleza, que cuestiona principios y costumbres y que navega con la moda, sin preocuparse si estos nuevos paradigmas los llevan a la verdad.
Los ídolos de nuestros hijos son ahora estereotipos de personas que poco trabajan por aportar cosas que les enriquezcan.
Los padres, por nuestra parte, buscamos transmitir nuestro bagaje cultural, nuestros conocimientos y el testimonio de valores vividos.
Como padres, tenemos la capacidad de ser más asertivos en la educación y “navegar” a través de las nuevas tendencias, sin desecharlas, pero sí adaptándolas a lo que buscamos como familia formadora.
Los hijos esperan de nosotros que seamos referentes, que los convenzan de que lo que les damos es lo mejor para ellos, que nos interesemos por los temas que les gustan, que les demos atención, dedicación, cercanía, afecto y, sobre todo, una comprensión infinita donde los entendamos, pero también donde les hablemos con la verdad, animándolos a que crezca en ellos una curiosidad intelectual sana, aumentando su autoestima, su formación y su desarrollo.
Debemos encontrar puntos de conciliación entre familia, escuela y sociedad, trabajando con tenacidad, animo e innovación ante la ola de relativismo y animadversión por la persona humana que nos traen los tiempos actuales, siendo muy propositivos, aceptando aquello que abona a un mejor desarrollo de la persona y, retirando, con inteligencia y sin ningún extremismo, lo que nos aleja de nuestro objetivo de educar bien a cada uno de nuestros hijos.
Al final, lo que creo que ayudará más a nuestros hijos en estos tiempos será insistir en que sean reflexivos, sintiéndose siempre muy sostenidos por nosotros, que más que juzgarlos los comprendemos y, por sobre todas las cosas, los amamos con infinito amor y buscamos lo mejor para ellos.
*Maestra en Educación Familiar
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.