La Familia | La cotidianidad familiar

La Familia | La cotidianidad familiar

“Lo cotidiano en sí mismo es ya maravilloso. Yo no hago más que consignarlo.”
Franz Kafka

Susana Sánchez*

Algo cotidiano (del latín quotidiānus, de quotidĭe, diariamente) es algo diario que puede referirse a algo periódico, a algún suceso de la vida diaria o a la historia de vida de cada persona en el día a día.

Podemos decir que la cotidianidad es todo aquello que hace la persona en su diario vivir, las actividades constantes que ocurren como el trabajo, el estudio, la necesidad de comer, descansar, y miles de otros quehaceres repetitivos que se hacen incluso mecánicamente.

Este concepto se encuentra estrechamente vinculado a los fenómenos que se relacionan en lo corriente del día a día, y aunque suena homogéneo, no hablamos de un término objetivo sino totalmente subjetivo porque lo cotidiano depende del estilo de vida de cada quien, y no es igual para todos, está compuesto por actividades muy diferentes en cada persona y en cada familia.

Así pues, cada familia establece su propia rutina de acciones, tareas y vivencias de acuerdo a las necesidades e intereses de cada uno, lo cual marca su cotidianeidad y esto siempre tiende a repetirse en la vida de cada persona por períodos más o menos largos.

Esto está estrechamente relacionado con dos palabras más, la rutina y la costumbre, lo cual nos lleva a repetir acciones que por el solo hecho de ser realizadas todos los días de manera sistemática terminan volviéndose automáticas, sin pensarlas.


En la vida familiar, la cotidianidad bien llevada es necesaria para poder avanzar en el desarrollo de cada uno de los miembros del núcleo familiar, es conveniente porque estabiliza, estructura, da orden y seguridad a cada uno y ayuda en la adquisición de hábitos, valores y virtudes.

Lo contrario a la cotidianeidad es lo extraordinario, esto puede ocurrir en dos sentidos: cuando algo extraordinariamente bueno aparece en nuestra vida debemos aprovecharlo, disfrutarlo, valorarlo y agradecerlo; y cuando lo que nos saca de la rutina es un evento extraordinario negativo también debemos aprender de él, reflexionar sobre lo ocurrido, crecer y valorar lo que tenemos y que vivimos y que casi siempre apreciamos cuando nos falta; esto puede referirse a estabilidad económica, a la salud, a la familia, a las clases escolares o al trabajo, entre otros.

No obstante, si en la familia hemos caído en una rutina que nos desgaste física, emocional o psicológicamente, es muy necesario también darle un giro a nuestras actividades y salir momentáneamente de esto y dar oportunidad a eventos extraordinarios que nos ayuden a salir adelante de la misma.

Los cambios son buenos, constantes y necesarios, nos impulsan a ser mejores personas, a trabajar en los fallos que tenemos, nos generan nuevas metas e ilusiones.

¡Lo del diario, lo que siempre está ahí, también es bueno! Nos da paz, disciplina, acrecienta lo simple y sencillo de la vida, nos enseña a valorar lo que tenemos, nos muestra lo ordinario y lo que nos hace crecer en el día a día, en el lugar que cada uno ocupamos, siendo ahí donde debemos cada uno en particular y como familia lo que debemos perfeccionar para buscar justo en ese lugar nuestra misión de vida, nuestra finalidad y nuestra trascendencia.

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