La familia | Ambiente de confianza

La familia | Ambiente de confianza

 “La esperanza y la confianza son caminos que nos llevan a vivir una vida más feliz y plena con la certeza que todo estará bien”

Susana Sánchez*

Para que un hogar tenga un funcionamiento estable y sano se necesita vivir un ambiente de confianza, donde todos sus miembros sepan que pueden tener la tranquilidad de esperar lo mejor siempre, es decir, vivir con la seguridad que da el estar entre personas confiables que buscan lo mejor para mí, que actuaran de buena fe y según lo esperado.

La confianza familiar es un lazo de pertenencia indestructible que se tiene que construir desde el amor y la credibilidad, no es un don que se da por sí solo, se tiene que trabajar diariamente, basado más en los hechos que en las palabras, es una actitud permanente de disponibilidad y seguridad en el bien obrar.

La familia es la base del desarrollo afectivo y social de los hijos, aquí es donde se producen los primeros vínculos afectivos y las primeras interacciones sociales, es donde se genera la autoestima, que nos llevará a lograr confianza en sí mismo y en los demás.

El ambiente que generamos en familia determina el sano desarrollo de los hijos, y, si este ambiente favorece la seguridad, predominará un clima de confianza donde cada hijo madure feliz, construya una personalidad fuerte, segura y sana; donde se sientan cómodos y contentos.

Es importante vivir en un clima de confianza porque esto nutre una sana autoestima, sentirnos más seguros para ser nosotros mismos, nos ayudará a todos a estar más tranquilos, a relacionarnos mejor con los otros, a estar a gusto trabajando en equipo para emprender tareas difíciles, aumenta la tolerancia a la frustración y minimiza el rechazo y las barreras defensivas

La confianza además potencia el desarrollo emocional, afectivo e intelectual de los hijos, asegurando vínculos sanos, apegos seguros y evitando el miedo a expresarse.

Para poder crear este ambiente debemos estar atentos para trabajar en que haya más alegría, donde se pueda hablar de todo, donde se escuche, se respete y se valore la opinión de los demás, donde la razón sea el instrumento básico en el diálogo, donde no haya descalificaciones y todos podamos expresar nuestros gustos personales sin más limitaciones que las estrictamente necesarias.

Además, el clima de confianza en la familia se logrará cuando reconozcamos, valoremos y alabemos los pequeños éxitos y buenas intenciones de cada uno, juzgando los hechos y no a las personas, reconociendo los méritos y corrigiendo los errores contando con la participación insustituible de cada miembro de la familia.

El respeto, la escucha activa, las muestras de confianza, el buen humor, el honor a la palabra dada y las muestras de cariño y afecto nos ayudarán enormemente en esta tarea de hacer de nuestra familia un lugar donde se respire un ambiente de confianza y seguridad.

Finalmente, el regalo más grande que le podemos dar a un hijo es expresarle nuestra confianza diciéndole que creemos en él, que estamos seguros de que lo está haciendo bien y que, aunque muchas veces no coincidamos en nuestra manera de pensar o de actuar, tiene todo nuestro apoyo siempre, y que lo amamos aun y cuando se equivoque. La fe en nuestros hijos es básica para que sean hijos buenos y felices.

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