Hablemos de seguridad… y algo más | Surgimiento, evolución y conceptualización de la víctima

Hablemos de seguridad… y algo más | Surgimiento, evolución y conceptualización de la víctima

“Sin duda el tema de la seguridad pública es un tema tan complejo pero tan completo que abarca múltiples dimensiones y áreas del conocimiento…”

 

Diego Varela de León*

Uno de los anhelos más importantes del ser humano durante su existencia es sin duda, ser feliz, y este concepto encierra a su vez una serie de pensamientos e ideologías encaminadas a determinar, en primer lugar, que es la felicidad, cual es el objeto de esta, si es relativa, o bien, si existe un fundamento de felicidad valido para todos los seres humanos, pero cualquier opinión respecto a este término, siempre será insuficiente para dejar satisfecho al conglomerado social que habitan nuestro planeta, no obstante, cabe preguntar ¿la paz social estará contemplada como uno de los elementos integrantes de la felicidad? Y la respuesta unánime tal vez seria, que la paz implica un estado de estabilidad que no produce afectación al ser humano, en consecuencia, podríamos señalar que si la felicidad es un todo, la paz produciría una parte de ella, porque ese concepto llamado paz, necesariamente se encuentra dentro de la finalidad de los seres humanos.

Sin duda el tema de la seguridad pública es un tema tan complejo pero tan completo que abarca múltiples dimensiones y áreas del conocimiento, y parte de esta es lo relativo a la víctima, a la cual aun en nuestros días no se le da el tratamiento que por norma y empatía debería de dársele, por lo que ponemos en el tintero un poco de historia sobre el tema de la víctima, que la historia nos data que desde inicios de la civilización la propia víctima podía reclamar por si misma los daños que se le ocasionaban, pero en el transcurso de la historia, no obstante la evolución de la sociedad, y el papel que desempeña, va decreciendo en beneficio del Estado, quien va relegando a la víctima al olvido y se queda como único responsable de sancionar al delincuente, importándole más el quebrantamiento de la norma que el daño causado a la víctima.

Y es la misma historia que nos da cuenta que en el transcurrir de la humanidad han existido conflictos interpersonales, los cuales invariablemente desembocan en sucesos que quebrantan el orden social establecido por y para beneficio de la colectividad, produciendo un daño individual o social que en la mayoría de las ocasiones es irreversible. Las primeras formas de reacción contra una conducta lesiva dentro de la colectividad fue la venganza privada como forma de solución de conflictos en la cual la victima ejercía su derecho de venganza, y esta forma de solución se fundamentó más que nada en el instinto, a la cual en realidad podemos señalar como venganza familiar. Y es la antropología que nos remite a que las primeras civilizaciones con normas escritas fundamentadas en la divinidad fueron: la Persa, Hebrea e Hindú las cuales tuvieron como normas: el Código de Hammurabi, los Diez Mandamientos, el Código de Manu, siendo la divinidad quien las dicta a su pueblo como forma de solución de conflictos, ya en la Ley del Talión y la Composición fueron dos Instituciones que tenían como objetivo limitar la venganza privada (venganza familiar) como forma de atenuar la violencia entre los seres humanos.

Ya en el Derecho Romano se observa la división de delitos en públicos y privados, en los primeros la autoridad toma para si la venganza, en los segundos el particular ejercita su derecho a exigirla, teniendo como fundamento el daño que se ocasionaba a determinado bien, esto evoluciono posteriormente, dando como resultado que el estado tuviera a su cargo el castigo para cualquier delito, por otro lado en la época prehispánica, los pueblos aztecas y Maya no tuvieron una legislación completa en lo referente a la venganza privada o reparación del daño como compensación a la víctima, sin embargo, para ciertos delitos se obligaba a la restitución del daño ocasionado a las víctimas, y ya en nuestros días el tema de las victimas comenzó a tener mayor énfasis a partir del Holocausto de la Segunda Guerra mundial, pues las miles de víctimas que se registraron en tales hechos ponen a la víctima en el centro de diversos investigadores en la materia, dándole así una importancia a las víctimas del delito, dentro de una nueva teoría más humanista.

Y es en esta interacción humana donde se llevan a cabo actos antisociales y de sociabilidad, algunos de colaboración, otros de competencia y finalmente hechos contenciosos que se dan cuando las conductas de los seres se contraponen y producen conflictos dentro del seno de la colectividad, de ahí surgen las conductas que atentan contra los bienes particulares de los contendientes: la vida, el patrimonio, el libre tránsito, la libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad sexual, etc. etc. Dichas conductas afectan a la sociedad y se denominan en derecho penal “delito” y la criminología las determina como conductas antisociales o desviadas y observamos como las distintas teorías nos dan cuenta de que en este y todos los temas sociales, el único camino asequible a seguir sin duda es que como sociedad seamos capaces de que las diferencias entre unos y otros se vuelvan nuestras mejores coincidencias y si solo si hacemos lo anterior entonces pues, estaremos en mejores condiciones de generar además de círculos virtuosos, comunidades de paz, armonía y tranquilidad social, pues no es lo mismo ser un ciudadano bueno, que ser un buen ciudadano.

 

*Librepensador, amante de la lectura, la música y el deporte

 

**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.

 

Dialéctica Moral | ¿Es momento de la legalización de las drogas?

Dialéctica Moral | ¿Es momento de la legalización de las drogas?

Andar las vías | Si tiene una voz natural, deleitable, amena, melodiosa: se llama Teresa con apelativo Aguilar

Andar las vías | Si tiene una voz natural, deleitable, amena, melodiosa: se llama Teresa con apelativo Aguilar