Hablemos de seguridad… y algo más | Las relaciones policía-comunidad
“Por ello es imperante que el cuerpo policial abandone su tradicional aislamiento y se abra a la comunidad…”
Diego Varela de León*
Sin duda alguna el tema de la relación de la policía con la comunidad es un tema por demás trascendente en nuestra cotidianidad, ya que es la policía un agente emanado del mismo núcleo social con funciones específicas, que en primer término se encaminan a cumplir con la ley, pero también de hacer que esta se cumpla, de tal suerte que las relaciones que se tejen con la comunidad es una de las principales funciones que el cuerpo policial en cualquiera de sus órdenes deberá llevar a cabo para la adecuada prevención del delito y consecuente protección de la ciudadanía, en nuestros días dichas relaciones se encuentran asociadas por múltiples factores, entre ellos la celeridad de los medios de comunicación (redes sociales) que en muchas ocasiones en el afán de la información generan tendencias y por supuesto opiniones diversas entre la sociedad, aunado a que no hay una comunicación que acierte o desmienta lo que desvelan dichas redes sociales, y si esa información se tiñe de una pisca de negatividad advierte un detrimento más marcado en esta relación policía-comunidad.
Las políticas criminológicas modernas advierten que estas deberán estar basadas en un cambio de paradigma de la prevención del delito y de las conductas antisociales, y estas consecuentemente requieren de un tipo especial de servidores públicos (policías) capaces de aplicarlas en el terreno de los hechos, es decir en las calles, las colonias, las escuelas, las comunidades, los centros de trabajo, con los comerciantes, etc. y por supuesto el entorno familiar núcleo principal del tejido social, cambiando el paradigma punitivo por métodos preventivos más eficientes y eficaces, en relación a lo antes escrito evocamos el pensamiento de Sir Robert Peel quien fue impulsor de la famosa policía metropolitana (Scotland Yard) de Inglaterra allá por el año de 1829, quien resaltó que la eficacia y eficiencia de los agentes del orden estará enmarcado con un especial hincapié en que el policía tiene que trabajar estrechamente con la comunidad, asegurando el apoyo de esta y su participación activa y solo usar la fuerza como última opción después de haber agotado los mecanismos de persuasión, consejo y advertencia, amén de respetar la ley y aplicarla con absoluta imparcialidad, pues la mejor prueba de la eficiencia y eficacia de la policía sin duda estará encaminada a la ausencia del crimen y del desorden y no la visible evidencia de la acción policiaca enfrentándolo.
Por ello es imperante que el cuerpo policial abandone su tradicional aislamiento y se abra a la comunidad, dejar la concepción reaccionaria y de combate por la prevención, es decir que las percepciones internas del mismo cuerpo policial se transformen en entidades mucho más receptivas a la ciudadanía y no exclusivamente para la entrada y salida de delincuentes, esta interacción policía ciudadanía deberá ser fluida y asertiva y ello se lograría si el cuerpo policial interactúa con la propia ciudadanía en el marco del respeto irrestricto de la ley, el reconocimiento de unos y otros y con ello generar confianza, ya que en muchas ocasiones dicha confianza se diluye en el rechazo del mal actuar policial, el cual invariablemente está ligado a temas de corrupción, impunidad y abuso de un poder que la propia ciudadanía les confirió para que fueran los protectores de esta y no sus perpetuos acicates, por ello el cambio de paradigmas en esa relación en sí misma es ineludible.
El tema en sí mismo es muy amplio, pues las interacciones de la policía con la comunidad se tienen que apoyar y orientar en las relaciones asertivas entre esta y la comunidad, pues en vano seria promover y aún más llevar a cabo políticas criminológicas dentro de un espectro social deteriorado, entonces pues para que haya una interacción adecuada es necesario no solo que los cuerpos policiales cambien el paradigma de la prevención y su relación con la ciudadanía, sino de igual forma es un tema que atañe a la propia sociedad en cambiar las construcciones socioculturales en torno al tema, orientando nuestro actuar en el marco de una construcción asertiva y de confianza entre policía y ciudadanos, y sobre todo que nuestras acciones en este concierto social estén encaminadas en el tránsito de la cultura de la legalidad y ello es una tarea de todas y todos.