Hablemos de seguridad… y algo más | La transformación de la administración de justicia (Reforma Judicial)
“Que todo aquel que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare, y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario”
Diego Varela de León*
Sin duda alguna nuestro país está transitando a una transformación radical en varios ámbitos de la vida nacional en la que estamos viendo actitudes y conductas que hace una década eran impensables, dichos cambios obedecen a que el estado de derecho estaba desbordándose por los privilegios desmesurados de los que unos cuantos gozaban.
Dichos cambios en las leyes pretenden ser profundos y estructurales con el fin de que marquen la diferencia entre un sistema de privilegios y un sistema orientado a la democracia, que acepte la verdad como única bandera y la orientación adecuada a un verdadero sistema de justicia, y para que dicho proceso de democratización en la justica pueda funcionar a cabalidad, sin duda era necesario reformar estructuras en la legislación que ya estaban desbordadas, obsoletas y que no dan los resultados que la misma sociedad demanda, pero que además representaban un agravio por la corrupción e impunidad de un sistema rancio, muchas veces por la arbitrariedad de sus decisiones y su desfachatez en el uso desmedido de los recursos económicos de los que unos cuantos en el poder judicial de la federación disfrutaban sin medida en sus percepciones económicas, y mucho se ha dicho en su defensa por algunos cuantos en el poder judicial que eso privilegios obedecían o estaban dados por la alta responsabilidad que tenían a cuestas, como si en otros ejercicios públicos tal como la educación, la salud, la seguridad pública, entre otros tantos no hubiera esa misma responsabilidad.
Y no se requiere mucho esfuerzo para concluir que en materia de administración de justicia los resultados no fueron los esperados por la sociedad, por lo que fue necesario hacer una reforma a profundidad, pues la ciudadanía esta cierta de que entre muchos de los privilegios que tenía el poder judicial de la federación además de las percepciones económicas desmedidas, igualmente estaban las cúpulas familiares, es decir que solo entraban los que tenían palancas dentro del mismo sistema judicial, y lo que es peor para la sociedad y como gota que derrama todo vaso, fue la falta real de un buen sistema de justicia en el que la misma sociedad observara la defensa de sus derechos a cabalidad, por ello siempre se ha dicho que la justicia es para el potentado, para quien tiene el recurso económico para poder pagar desde un abogado para su defensa así como para la trama de corruptelas e impunidades que se tejen dentro del mismo sistema como es la repartición de dinero a chicos y grandes para obtener mediante el recurso económico (el moche) una “buena impartición de justicia” y de esto cientos de miles de mexicanos podemos dar cuenta fiel.
Ahora bien, de lo anterior hay una óptica que no podemos perder de vista y menos dejar de lado, pues si bien estamos de acuerdo en que se tenía que hacer una reforma al poder judicial por los cientos de razones válidas que hubo para hacerla, y para el caso que nos ocupa como es el tema de la seguridad pública, recordemos que los cuatro pilares de la seguridad pública son en primer término la prevención, la procuración y administración de justicia y la reinserción social, y si uno de estos eslabones se rompe, el otro simple y sencillamente no funciona, por lo que se requiere no descuidar ninguno de estos eslabones, pues recordemos que en el pasado ya hemos tenido algunos cambios “profundos” y solo para hacer un poco de memoria podemos citar el dado a finales de 1994 principios de 1995 con la implementación del sistema nacional de seguridad pública que se tenía pensado “mejoraría” el tema de la seguridad pública y en realidad en vez de eso empeoro y se desbordo, igualmente recordamos aquella reforma que se llamó el nuevo sistema de justicia penal dado a mediados del 2008, y la pregunta obligada es ¿Qué paso? ¿Por qué no funcionaron como estaba pensado? si fueron reformas que en la intención fueron pensadas y orientadas a mejorar el sistema de seguridad pública, y la respuesta es simple, dicen que la cuerda se rompe por lo más delgado y cuando se rompe un eslabón, los otros simple y sencillamente no funcionan por muy fuertes estén, es decir así tengamos las mejores juezas y jueces del mundo y los otros eslabones que componen el sistema de justica no funcionen, de nada o de muy poco servirá la reforma, por lo que habrá que estar atentos para que cada eslabón funcione tal como debería de funcionar, pues los cuatro eslabones son esenciales y no pueden verse uno sin el otro para logra un buen sistema de seguridad pública y por ende una sociedad en paz y con justicia.