Eurocápsulas | Segundo campeonato de Europa del futbol
JOSÉ ORTEGA
ZACATECAS, ZAC.- Para el segundo torneo se inscribieron 28 de los 33 países inscritos en aquel momento afiliados a la UEFA (Noruega, Suecia, Malta, Dinamarca, Irlanda, Checoslovaquia, España, Islandia, Inglaterra, Francia, Polonia, Irlanda del Norte, Rumania, Yugoslavia, Portugal, Bélgica, Bulgaria, Gales, Hungría, Suiza, Italia, Unión Soviética, Holanda, Turquía, Grecia, RD Alemania, Luxemburgo y Austria) y que se celebró en Madrid y Barcelona del 17 al 21 de junio de 1964.
La Federación de Alemania resistió ignorando obstinadamente la convocatoria, lo que provocó duras críticas por parte de la opinión pública del país. Inglaterra e Italia, recién llegadas, pagaron cara su falta de experiencia y fueron eliminadas en la fase de clasificación. La fase final se disputó en dos grandes estadios. El aforo del Santiago Bernabéu de Madrid era de 124 mil espectadores y el Nou Camp de Barcelona de 90 mil.
Mientras que el primero estaba ocupado casi por completo por adictos al régimen de Franco. El camp Nou era el símbolo catalán de la resistencia al régimen. En ambas semifinales entre España contra Hungría y la URSS contra Dinamarca se registró solo una media entrada, al partido por el tercer puesto acudieron únicamente 4 mil espectadores y tan solo, en la final se llenaron los graderíos. En una de las semifinales, España venció al potente equipo de Hungría liderada por su superestrella, Florián Albert, en la prórroga, la Unión Soviética se encontró con Dinamarca, cuya pobre selección había tenido a lo largo del torneo la suerte de enfrentarse a los equipos con menos posibilidades como Malta, Albania y Luxemburgo. Y la clara favorita lo venció por un contundente 3-0.
En la final, España contra la URSS para los amantes del futbol era la final soñada. Para los dictadores de ambos lados del telón de acero, el teniente general krushev y el generalísimo Franco, era una batalla entre sistemas e ideologías. En Madrid presenciaron la final 130 mil espectadores, entre ellos el dictador. Frente al palco de autoridades tenía, como una espina clavada en el ojo, la bandera soviética ondeando al viento.
Desde el punto de vista deportivo, el partido cumplió con las expectativas, pues se observó un futbol de gran calidad y velocidad ofensiva. Ambas escuadras buscaron el camino directo al gol. España pronto se adelantó con un tanto de Jesús María Pereda, pero los soviéticos empataron pocos minutos después. Antes del silbatazo final, España consiguió merecidamente la victoria gracias al famoso gol de Marcelino. El título de ese año sería durante muchos el mayor logro de la Selección Española.