El espectador | Intimidad

El espectador | Intimidad

¿por qué siento algo, cuando antes no sentía nada?

Alex Bravo*

Para hablar de la intimidad, primero habría que respondernos ¿por qué existe algo y no más bien nada? O en otro modo de cuestionarlo ¿por qué siento algo, cuando antes no sentía nada? Ahora existe algo, siento algo, y eso es algo, que hace distinguirse de la nada, antes no lo sentía, y ahora siento algo. Es decir, evidencia el ser, que estoy siendo. Y abarca todas las posibilidades posibles. Todos los modos de ser. Porque soy alguien y no más bien nada. Porque estoy siendo algo, donde antes no sentía nada. 

El adjetivo íntimo, significa “relativo a lo más profundo del alma” y qué, además, es “reservado”. Lo que significa, que ese algo, que yo siento, que es íntimo, tiene un sentido para mi existencia. Porque hace que eso que siento, en ese momento, sea singular, y, por lo tanto, un preciso modo de ser. Es decir, es íntimo, porque, se distingue de todo lo demás, que no es nada. Y, además, es algo que solo quien lo experimenta, lo puede comunicar. Por eso tiene la capacidad de poder expresar, lo que hace o no, que lo que siente, sea íntimo, y lo puede hacer por medio de la palabra, pero también, con alguna emoción, llorando, sonriendo, hasta comiendo y durmiendo. La forma en que lo exprese, hace algo que le otorga un significado y a su vez, lo distingue del resto. 

Y el hecho, en cómo lo dice, cómo responde este cuestionamiento, hace que se exprese algo único, a tal grado, que primero, se escuchara así mismo y segundo, lo va encarnar. Es decir, le hará sentido, desde todo eso que dice sentir, porque solo esa persona, sabe lo que hace, que ese algo que siente, sea íntimo. Ahí que la intimidad; “es el conjunto de sentimientos, pensamientos e inclinaciones más internos”.

Aquello que es íntimo, resuena en mi interior y, además, puede propagarse hacia el exterior. Primero lo siento en mi interior, porque es algo es íntimo, porque es mío, lo guardo y lo protejo como un tesoro, no lo comparto con nadie, aunque también puedo elegir hacerlo. Porque al hablarlo, expresarlo y al compartirlo; primero lo reconozco como algo mío. Y segundo; si lo comparto, es porque puedo responder sobre lo que me es íntimo. 

Pero ¿qué arruina la intimidad? Cuando aquello que es espontaneo y natural, se convierte en costumbre y obligación. Lo que antes era, ahora es un deber-ser. Arruinando así, toda posibilidad de intimar. También se vicia, en el momento en que lo que era íntimo, se hace público, por considéralo como un derecho sobre el otro. Creyendo que se tiene el derecho y el poder, para abusar o maltratar. Aunque también, el hecho de no poderla comunicar, creyendo que, por hacerlo, no será comprendido, lo lleva a la soledad. La soledad es estar con otro, con otros, y que al compartirles algo íntimo, no lo entienden, ni valoran el valor que se les comparte de eso que es íntimo de su ser, lo que lo hace sentirse, solo, aun en compañía de otros. Por lo que se opta, por el aislamiento, sintiéndose radicalmente incomprensible.

Existir, existir es un acto íntimo. 

Hasta la próxima.

F.H.E.

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