Dialéctica moral | Más allá de las críticas, ¿y la moral?

“…pasa por alto que, en esta entelequia de su “dictadura” ella puede no estar de acuerdo y criticar de tal manera, sin tener una sola consecuencia. Ya lo apuntaba José Ingenieros, en uno de sus ensayos «Siempre habrá por fuerza, idealistas y mediocres.»”

Pedro Esparza

Escuché la semana pasada, por casualidad, navegando en las redes sociales, una audio-columna de una periodista veterana en el medio, con amplia experiencia en el mundo de la nota, y me llamó de sobremanera la atención su opinión, por lo que me pareció preocupante su visión. Les explico.

Derivado de las opiniones por religiosos, por el homicidio de dos jesuitas en la sierra de Chihuahua —gobernada por el PAN, por cierto—, y que todos lamentamos mucho, lanzó una crítica feroz al presidente de México.  Yo le preguntaría: ¿Cuál es su opinión, cuando con Enrique Peña Nieto asesinaron, no a dos, no a siete, a 26 sacerdotes? Y más allá de defensas, es cuestión de moral.

Tildó de “dictador” al ejecutivo federal, también, en un tono clasista lo menciona como “López”, llamó de forma despectiva a los apoyos sociales que le gente pobre recibe como “limosna”, dice que el partido morenista “ha perdido autoridad moral” así como, “la mal llamada 4T”, y, por último, pero no menos importante, comentó que el presidente Andrés Manuel López Obrador, es “un peligro para México”.

Escuchar sus palabras me llevó a comparar su manera de pensar, con el innombrable que declaró alguna vez, —cito textual— «… quemaba vivo a cada uno de los morenistas en el Zócalo capitalino.» Pareciera que la periodista, no solo tiene un odio infundado, ella quisiera que se atendieran las recomendaciones de los tecnócratas, a las instituciones financieras globales y nacionales, de cómo llevar las políticas económicas y sociales del país, justo como hacían los presidentes de la época neo-porfirista. Levantar el nombre de México en las listas internacionales, beneficiando a un puñado, a cambio de dejar de atender a millones abajo. Se le olvidó la devaluación del peso, por atender precisamente a esos organismos, el Fobaproa, se le olvidan las masacres ordenadas por el estado, ignora la ahora sí, mal llamada guerra contra el narco, los fraudes electorales, el silencio que los periodistas cobraban muy caro, se le borra del mapa que el mundo se detuvo por la Covid-19, que la guerra de Rusia – Ucrania elevó la inflación a un nivel inesperado.

La actual administración federal, se ha distinguido por atender al grupo mayoritario y más vulnerable: los pobres. Se acabaron los lujos, los viajes para la foto al extranjero del gobierno, se ha aumentado el salario mínimo como nunca antes. Se trabaja en la autosuficiencia energética y alimentaria, se atiende a los jóvenes, a los discapacitados, a los adultos mayores, se tiene el proyecto más grande de américa latina en reforestación. Ya no se condonan impuestos a las grandes empresas, se atiende todos los días a los medios de comunicación. Hay grandes obras, y para todo lo anterior alcanza sin haber contratado deuda.

En las calles y en las encuestas, López Obrador goza de una alta aceptación, la mayoría de la gente está de acuerdo con esas políticas. Unos pocos lo ven como programas que garantizan electorado, la mayoría lo percibe como asunto de dignidad y atención al pueblo. Olvida la periodista, que no fue un simple cambio de gobierno, fue un cambio de régimen. Asimismo, pasa por alto que, en esta entelequia de su “dictadura” ella puede no estar de acuerdo y criticar de tal manera, sin tener una sola consecuencia. Ya lo apuntaba José Ingenieros, en uno de sus ensayos «Siempre habrá por fuerza, idealistas y mediocres.»

Supongo que no le dará contento el nuevo aumento de popularidad por la inauguración de la Refinería Olmeca de Dos Bocas, Tabasco, como así me atrevo a asegurarlo. Los compromisos se cumplen, pero tal vez, solo tal vez, ella quisiera que solo hubiese sido una barda.

Analista político / paec19@gmail.com

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