Comunicar y conectar | El tono del mensaje: entre la confrontación y el diálogo

Comunicar y conectar | El tono del mensaje: entre la confrontación y el diálogo


"Quien quiere liderar, debe saber escuchar, conectar y construir acuerdos; el tono define el rumbo de la conversación."


Erika Macedo

En comunicación política, el tono del mensaje es la diferencia entre construir un puente o levantar un muro. No se trata solo de lo que se dice, sino de cómo se dice. Un tono adecuado puede generar confianza y empatía, mientras que uno inadecuado puede encender la chispa de un conflicto.

Recientemente, en Zacatecas, el conflicto con el magisterio ha puesto en evidencia la importancia del tono en la comunicación gubernamental. Dos actores clave en esta discusión, Rodrigo Reyes Mugüerza, Secretario General de Gobierno, y Gabriela Pinedo Morales, Secretaria de Educación, han utilizado enfoques distintos en sus mensajes hacia los docentes.

Rodrigo Reyes ha mantenido un tono firme y directo en sus declaraciones. En un contexto donde miles de maestros exigen el pago de salarios y mejores condiciones, el Secretario afirmó que "los problemas con el magisterio se deben a un asunto de querer más dinero".

Este tipo de mensaje es como lanzar una piedra a un avispero: lejos de calmar los ánimos, desata aún más tensión. Aunque su intención sea mostrar una postura clara, el tono confrontativo puede intensificar el conflicto y provocar una mayor resistencia en la otra parte.

Cuando la audiencia percibe un mensaje como insensible o despectivo, se rompe el puente de diálogo. En lugar de propiciar una negociación, se fortalece el sentimiento de enojo y desconfianza, convirtiendo el problema en un callejón sin salida.

Por otro lado, Gabriela Pinedo ha optado por un tono más conciliador y empático. Reconoció que la falta de pago de becas en 2024 se debió a "errores administrativos" y aseguró que el gobierno está abierto a analizar soluciones.

Este enfoque es como abrir una puerta en lugar de cerrarla. Al aceptar fallas y mostrar disposición para resolverlas, se transmite un mensaje de apertura al diálogo. Si bien esto no garantiza que el conflicto se resuelva de inmediato, sí ayuda a reducir tensiones y a facilitar acuerdos.

El contraste entre ambos funcionarios demuestra que el tono del mensaje puede influir significativamente en la percepción pública y en la efectividad de la comunicación gubernamental. Mientras un tono confrontativo puede reforzar divisiones, un enfoque empático tiene el potencial de generar soluciones conjuntas.

En tiempos de crisis, el gobierno debe elegir cuidadosamente sus palabras. Un tono agresivo es como un incendio en un bosque seco: se expande rápido y deja destrucción. En cambio, un tono conciliador es como la lluvia que apaga el fuego y permite que la vida continúe.

El tono no es un simple matiz en la comunicación; es la brújula que define el rumbo de la conversación. Un gobierno que quiere resolver conflictos no puede darse el lujo de hablar con arrogancia o indiferencia. 

Quien quiere liderar, debe saber escuchar, conectar y construir acuerdos. Ya que al final del día, el liderazgo no se mide por cuántas órdenes se imponen, sino por cuántos problemas se resuelven.

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