Andar las vías | Si el agua es vida y salud cuídala más y desperdicia menos

“Solo que, ante la falta de lluvia, la sequedad viene mermando ese líquido tan vital para todos…”

Luna Morena*

Con tristeza he visto la disminución del agua sobre las presas de diferentes lugares, donde los animales tienen la comodidad de saciar su sed y de saborear la vegetación verde y fresca creciendo al aire de sus orillas. Es grato ver estos sitios tan asediados por los animales, sabiendo que van a encontrar ese líquido tan importante en sus momentos de calor y en el momento de refrescar la sequedad de la garganta y hasta de bañarse. 

Esos lugares con agua libre cada día están perdiendo su volumen con todo lo que suele crecer sobre sus orillas, sirviendo de comida para las diversas razas de animales y para que esos estanques tengan una mejor vista, y una pronta localización.

Solo que, ante la falta de lluvia, la sequedad viene mermando ese líquido tan vital para todos, provocando que las bestias caminen el doble; más llenas de sol, más agotadas de su estructura y sin haber saciado su apetito de maleza verde y recién nacida. Pero a pesar de ver esta triste situación, con frecuencia encontramos personas haciendo sin tantita conciencia un desperdicio criminal de agua; cuando lavan su carro, barre la banqueta, o limpian la cochera.  No se te ocurra decirles que cuiden el agua que no la malgasten de esa manera; porque te responden: yo la pago y soy libre de usarla como me de mi regalada gana. Por personas así, los mantos acuíferos se han ido agotando; siendo necesario hacer perforaciones más profundas, pero también más costosas.

La falta de lluvias no solo afecta a los animales, a las presas, a la tierra y a la vegetación; también de una manera bien importante afecta a la humanidad, porque sin este líquido todo se detiene y también se pierde.

No importa que la paguen y que la puedan usar como les dé su regalada gana; el agua pronto dejará de estar; de verse, de saborearse; entonces seremos testigos cuando tan importante líquido, tenga que despedirse con su última gota.

La falta de esta materia prima no solo perjudica una parte de la existencia; también perjudica las siembras, las cosechas, los trabajos, los sueldos y la vida. Podemos ver los rostros de los campesinos, con una tristeza nunca vista afectando sus pupilas, su estructura y su caminar. De sobra sabe las complicaciones que ocurrirán ante la ausencia de lluvias, ante la ausencia de humedad; porque todo va de la mano con este necesario líquido; empezando con la humanidad y con todo aquello que necesita de este caudal para seguir en movimiento, para seguir creciendo y para continuar permaneciendo. Desde luego que permanecen, pero con una deshidratación intensa, nostálgica y soleada. 

Por medio de las noticias podemos   comprobar, que en varias comunidades de nuestro país, la sequía empieza a manifestarse,  ocasionando el ya esperado enojo vecinal y lo primero que hacen es culpar a las autoridades  por la ausencia de las lluvias, el agotamiento de los mantos acuíferos y la  evaporación de tan indispensable líquido en las presas, los estanques, los arroyos, los ríos y  hasta en las nubes. ¿Quién será el culpable de  ésta  escasez? ¿Las autoridades, las personas  o  Dios?  Ahora resulta que conocidos mandatarios,  están bombardeando  las nubes,  para que suelten  el necesitado líquido como si  lo tuvieran  amarrado, escondido o cumpliendo un castigo. 

Quienes todavía contamos con agua entre nuestras viviendas, es bien importante  accionar nuestra conciencia pero  todos   responsables, diligentes y bien precavidos. No hay desperdicio que valga cuando se sabe que este líquido tiene punto final, tampoco esa palabra de “yo la pago” y por eso  se la pasan lavando sus  vehículos  y   lavando sus banquetas con abundante agua.  Tal vez en un futuro no tengamos el capital suficiente para comprarla, ya que con esta carencia todo tendrá que detenerse; desde las  grandes milpas que viven del riego,  hasta la necesidad más pequeña en nuestros hogares. El agua es vida y salud no participes de su despilfarro; de esto depende que nos pueda durar más tiempo de lo que ahora se  ha pronosticado.