Andar las vías | Sin tolerancia ni paciencia para los entrometidos y chistositos del barrio
“Hacerse el chistosito creyendo conquistar y ser deseado, únicamente deja interrogantes sin respuesta entre quienes observan su plana postura”
Luna Morena*
No es difícil identificar a una familia con problemas, a una familia que hace de estos su manera de vivir, su manera de ser, su manera de presentarse y hasta de servir. Piensan que criar a sus descendientes entre tornados de gritos, faltas de respeto y pleitos; en un futuro serán individuos respetados, individuos ejemplo, e individuos recomendables. Andan por las calles tirando sus bromas desagradables creyéndose el simpatías del barrio y los extrañados de la sociedad.
Estas formas de andarse presentando al aire de la vida, no son bien vistas por la gente pacífica y prudente, mucho menos las catalogan como virtudes conmovedoras y atrayentes; por lo que auxiliándose de las diversas maneras que pueden, evitan encontrarse con estos resbalones poquito aceptados.
Cada vez que las oportunidades se presentan, empiezan con sus chistecitos bobos totalmente dirigidos a los presentes en ese momento. Igual ocurre con sus atavíos y todo lo que para ellos es un defecto divertido, sin dejar nada fuera de sus carcajadas burlescas ni de sus pupilas mal hechas. Esa dizque educación desde los brazos, los hacen proceder como pez entre el agua, demostrando que lo aprendido y siempre visto desde su infancia, se quedó entre su memoria; no para permanecer permaneciendo, ni para pasar como de noche; sino para con esto demostrar, que tienen un dinamismo (según ellos) de personas cariñositas, de personas cómicas, chistositas y encantadoras.
Además, creen que haciendo sus depreciaciones caen muy bien y de que así se van quedando al interior de la memoria de quienes los escuchan, para después pensarlos como personas agradables con muy buen sentido del humor; como personas felices compartiendo energías buenas; como personas jubilosas y de perfil inigualable. Desde luego que nada de esto tienen, por lo que nada de eso dejan a su espalda; únicamente lo que presenció entre sus progenitores, sus hermanos y sus abuelos
Hacerse el chistosito creyendo conquistar y ser deseado, únicamente deja interrogantes sin respuesta entre quienes observan su plana postura y entre quienes escuchan su chachalaquear chabacano. No es grato convivir con estos personajes, porque creo que no existe la paciencia que pueda ayudar con este ejercicio; al menos entre mis conocidos nadie se muestra a favor de semejante orilla con semejantes idiotismos y uno que otro barbarismo sin saber el significado.
Sus opiniones, sus comentarios ausentes de gracia y de veracidad nunca llegan a interesar a nadie aunque (según ellos) les pongan la galleta, la emoción y lo necesario para extenderlo. Nunca interesan, ni se les toma en cuenta ninguna de sus sugerencias por expresarse jugando y poniendo ejemplos jamás vistos ni comprobados; por expresarlos con inconstancia ligera y sin lógica fidedigna, por vivir su marcha únicamente haciéndose el chistosito, diciéndose sabiduría pura y conocedores cuadrados, de esos que creen saberlo todo, pero al final nada hace bien, porque nada saben. Lo único que hacen bien, es cansar a quienes de pura casualidad se encuentran barriendo el frente de sus viviendas, de quienes les hacen un arreglito a sus ventanas, a las puertas, a las paredes exteriores de la casa, junto con las banquetas y uno que otro detallito que necesita ser resanado.
Total que estos metiches parecen acechar noche y día, al trabajador hogareño, al trabajador industrial; a la juventud emprendedora, a las jóvenes modistas y diseñadoras. Al alineador de calles y avenidas; al pintor, al artesano y al carpintero. Al chef, al repostero, al cocinero y al fotógrafo. Se aparecen con su batea de babas y con su creído verbo todo conocedor e inteligente. Así fastidiando, hartando y aburriendo a las personas activas que para él no saben nada y solo con la ayuda y los consejos de alguien así de inteligente, los resultados serán únicos y perfectos. Personajes así, cuando se aparecen estropeando tu tranquilidad y tus actividades; la verdad que te fastidian el día completo, además de echarlo a perder. Lo mismo hacen al interior de su casa, con su familia y por eso lo mandan a la calle, sabiendo que puede encontrar donde ocupar su sabiduría y sus consejos. Recuerdo que un día al no sentirse escuchados sacaron unos cuchillos viejos dispuestos a…