Aquelarre | Las renuncias de candidatos en el proceso electoral, tema de interés público 

Aquelarre | Las renuncias de candidatos en el proceso electoral, tema de interés público 

*Dos consejeras del INE pusieron los reflectores en Zacatecas por la renuncia de más de 200 renuncias de mujeres que aspiraban a una candidatura, no por motivos de seguridad, y el hecho les resultó altamente preocupante ¿y los asesinatos en otras entidades?


Tanya Ortiz*

Cada proceso electoral en México resulta histórico. Cada seis años, el ejercicio democrático adquiere una mayor relevancia por la cantidad de electores, de partidos, las posiciones de elección popular y lo que implica su organización, tanto para los órganos estatales como el nacional.

Y cada vez, decimos que estamos ante un proceso que marcará la vida democrática de nuestro país –y claro que es verdad-, sobre todo por lo que significan los cambios en las leyes electorales en la participación ciudadana, con las cuotas de paridad y joven, y las acciones afirmativas que benefician a sectores que, históricamente, han sido dejados de lado.

Cada vez, las mujeres van ocupando mayor cantidad de espacios y han dejado de ser las llamadas “Juanitas”, esas candidatas a las que registraban y tras ganar, si bien les iba, podían continuar en el cargo bajo consigna de que solo serían las de la imagen pública, pues las decisiones administrativas, ejecutivas, las tomaría un hombre, por lo regular el esposo que no pudo ser candidato o al menos el dirigente del partido, aunque la mayoría fue obligada a renunciar para que su suplente asumiera el cargo y, por supuesto, el suplente era hombre.

Ahora, esas modificaciones electorales implican la obligatoriedad de los registros a las candidaturas para mujeres, incluyendo sus suplentes, y pese a que en muchos lugares los equipos de campaña comenzaron la difusión de un candidato, a estas alturas y luego de tres semanas de promoción, las autoridades electorales han “bajado” de la candidatura a varios hombres para exigir cumplimiento a la paridad… y ahí van las nuevas “juanitas”.

Este es solo uno de los múltiples motivos que originaron la renuncia de 217 candidatas registradas ante el IEEZ para competir por una presidencia municipal, una sindicatura o una regiduría, y sus respectivas suplencias. Son poco más de 200 personas las que decidieron no continuar con la intención de participar en el proceso electoral, de los más de 9 mil que se registraron, hombres, mujeres y personas de la diversidad sexual.

En muchos de estos casos, el registro se dio al vapor, justo porque el tiempo de agotaba a los partidos para el registro necesario, así que echaron mano de las esposas, hermanas, comadres, amigas de alguien a quien de entrada sí tenían contemplado, pero por algún incidente no contaban con sus papeles para hacer el registro; al fin y al cabo que en cuanto se tuviera el documento o se solventara alguna observación, se haría el cambio. Ese ha sido el criterio general.

No obstante, ese registro inicial quedó en la estadística del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas. Los intereses de muchas –y muchos- también se enfocaron en continuar con sus empresas, en que no tienen capital económico para solventar una campaña, en sus estudios inconclusos, en el cuidado familiar y sí, también en la presunta violencia política por razones de género, algo en lo que las instituciones están poniendo especial interés.

Esa postura escandalizada de las consejeras del INE, Carla Humphrey y Dania Ravel, maximizando las renuncias de candidatas y candidatos, hace que lo que se minimice y que, a mi ver, en realidad es bastante preocupante, es que los homicidios de candidatos en el país ya llegaron a los 40 en este proceso electoral y no solo han sido aspirantes a los cargos, sino a gente del equipo de campaña o funcionarios relacionados. Morena es el partido al que más le han asesinado candidatos y es en Guerrero donde más incidencia hay de esta situación.

No se trata de ignorar lo que ha sucedido con las candidaturas, pero tampoco se trata de que sin análisis se aseguren situaciones que solo abonan a la percepción de inseguridad y no se puntualicen los verdaderos motivos por los que los ciudadanos pierden el interés de participar en las elecciones. 

Que no se preocupen en la cantidad de aspirantes o candidatos asesinados y la falta de confianza de los ciudadanos en las autoridades electorales, eso sí es de escandalizarse.


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