Andar las vías | Malos caprichos que los papás alimentamos en nuestros hijos

Andar las vías | Malos caprichos que los papás alimentamos en nuestros hijos

“Es importante que nuestros hijos sepan el costo de estar viviendo, que nada nos cae del cielo o nos lo regalan por bonitos. La vida es trabajar y trabajar”

 

LUNA MORENA*

Sin temor a equivocarme, a más de uno de nosotros nos ha tocado ver cuando los niños se ponen berrinchudos sin siquiera despistar nada, porque hasta se arrastran sobre el suelo, patean lo que esté a su alcance, le faltan al respeto a sus papás y demás familia y gritan tan feo, que pareciera que alguien les está haciendo daño.

Entendamos que el niño no nació así, tampoco esas reacciones le llegaron solas o por suerte. Muchas veces esto sucede cuando nosotros como papás ponemos sobre sus manos el juguete que se le antoje y lo hacemos con tal de verlo contento y jugando tranquilo.

Pero ignoramos que poco a poco al caer en ese juego que nosotros mismos alimentamos, lo estamos haciendo berrinchudo, caprichudo y consentido; de tal manera que de tanto empieza con sus lloriqueos y gritos en cualquier lugar donde se encuentren, cuando no se le dan los objetos que él está pidiendo.

Esto no se remedia, ni se cura cubriendo sus caprichitos, al contrario, el problema se hace más grande conforme vaya creciendo, el cual, nosotros como papás fuimos alimentando entre los sentimientos del adolescente, quien empezó a medirnos la forma de ser desprendidos a su favor.

Ante la mínima muestra del encaprichamiento, con tal de andar tranquilos, le compraban al muchacho lo que estaba pidiendo. Pero el gusto como a todos los niños le duraba poco; entonces la novedad quedaba rodando por el patio de la casa o arrumbada en una esquina, sin ser vista por nadie.

Desde luego que la compra no era tan económica para terminar de esa manera, pero así habían acostumbrado al consanguíneo, el cuál hacía su voluntad con los objetos comprados, sin importarle el precio, ni la marca.

Si amamos a nuestros críos, el cubrir todos sus caprichos no es una forma de demostrarle nuestro corazón, únicamente lo estamos haciendo dependiente, improductivo y mal creado. Le estamos poniendo todos sus gustos sobre charola de plata, sin que él se preocupe por nada, solamente con poner las manos y hacer la exigencia necesaria para que se haga la querida magia.

En una de tantas, llega el momento de que los jefes de familia se cansan de estar obedeciendo órdenes, de estar soportando tantos caprichos tan injustos y tan penosos; pero es demasiado tarde para poner candado al sin fin de incontables desprendimientos.

Y es que se complacían al ver la felicidad del pequeño, cuando recibía cada uno de los objetos deseados. Es más, llegaban hasta el punto de molestarse cuando sus vecinos, conocidos o compañeros de trabajo, les aconsejaban que dejarán de hacer tan negativa práctica, porque los pequeños crecen y cambian su forma de actuar, de pedir y de conformarse.

Luego no aceptan un "no", de parte de sus papás, al conocerlos totalmente dispuestos a cumplir desde ayeres lejanos, el más mínimo de sus deseos sin repetir nada. Tampoco sabían si el presupuesto alcanzaba, lo cierto es, que sus peticiones se cumplían al sonar de dedos.

Posturas de este tamaño deben de desaparecer, puesto que no ayudan en nada al entorno familiar y social, porque se ha comprobado que los jóvenes con esta crianza, son los peores holgazanes del futuro queriendo tener las cosas para ellos imposibles, porque al no ocuparse de nada, nunca podrán tener lo que quieren, pero desde sus entrañas se irán llenando de muchísimo coraje en contra de sus papás, por haberlos dejado de querer, por no querer verlos felices y por no darles sus gustos como lo hacían antes.

Algunos al sentir tal incomodidad al interior de su ser, llegan al colmo de golpear a sus progenitores, y hasta les roban parte del presupuesto para complacer sus gustos.

Es importante que nuestros hijos sepan el costo de estar viviendo, que nada nos cae del cielo o nos lo regalan por bonitos. La vida es trabajar y trabajar sea cual fuere la actividad. Aquí no valen lo berrinchudos, que esa juventud tan nublada venga cargando y pretendan manifestarse en la más mínima oportunidad; al trabajo se va a trabajar y cuando termines se continúa trabajando, trabajando; porque quien no trabaja, que no coma.

 

 

*Escritora, poeta y promotora y difusora de la cultura. Soy tres estuches de monerías y casi un montón de cosas.

 

 

 

*LAS OPINIONES PLASMADAS EN LAS COLABORACIONES SON RESPONSABILIDAD DE CADA AUTOR, ASÍ COMO SU ESTILO DE ESCRITURA. ECODIARIO ZACATECAS SÓLO ES UNA PLATAFORMA DIGITAL PARA DARLAS A CONOCER A SUS LECTORES.

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