Andar las vías | Entre faenas de calles, plazas comerciales, tianguis y donde mejor les acomode

Andar las vías | Entre faenas de calles, plazas comerciales, tianguis y donde mejor les acomode

“Por el simple hecho de observar sus manos en situación de calle, ya extendidas hacia el peatón; deduzco su falta de alimento, desde temprano, hasta mucho después de la hora sin sombra”

 

Luna Morena*

Con más frecuencia de la que pensaba, he sido testigo de las personas que se acercan al prójimo solicitando ayuda, de acuerdo a lo que estén necesitando. Ignoro cómo soportan por muchas horas el calor tan espeso del sol, el frío con agua nieve y la lluvia a doble volumen sobre el círculo terrenal.

Cualquiera de las personas que conozco echaron a correr con el mínimo aviso sobre el cambio de clima, pero quienes tienen la tarea de andar pidiendo caridad, permanecen en el sitio donde fueron designados junto con sus hijos ya maltratados de la piel, de sus ojos adormilados, de sus manitas y sus pies agrietados. El más pequeño, tal vez el de la mejor suerte, vive para dormir atado con un rebozo a espaldas de su mamá.

Personajes así los podemos ver sobre los camellones de la ciudad y/o los altos del semáforo. A veces la mujer camina sola con sus hijos, otras veces lo hace con sus chiquillos y el compañero caminando como en fila familiar.

Ellos saben pero bastante bien, la organización que deben llevar en sus lugares de trabajo y la manera de acomodarse, para que ningún automovilista se escape sin escuchar la tonadita, con la que viven tratando de conmover a todo el prójimo que llegue a sus manos pedigüeñas.

Todos dicen lo mismo y en el mismo ritmo. No se les entiende nada, pero por el simple hecho de observar sus manos en situación de calle, ya extendidas hacia el peatón; deduzco su falta de alimento, desde temprano, hasta mucho después de la hora sin sombra.

Sus niños mayores, que ya pueden caminar, siguen el oficio de sus papás; porque desde antes de nacer es lo único que han visto. Esto les facilita más el oficio al que se dedicarán; porque para ellos no es necesario, ni importante, saber hablar español. Después de tantos años de ser vistos haciendo lo mismo, con sólo extender la diestra, los conductores de los vehículos saben bien lo que están pidiendo.

Se ha intentado terminar con estos grupos que son colocados sobre camellones, semáforos; puertas de las iglesias, calles transitadas; jardines concurridos. También están cerca de supermercados, plazas comerciales, plazas peatonales y de esparcimiento; restaurantes, cines, y otros sitios ya identificados con una que otra célula espejo.

La intención de despejar los lugares donde rondan estos personajes, no ha sido posible. Primero, porque cuentan con un representante registrado con mayúsculas. Segundo, porque ninguno acepta un trabajo de planta, alegando no soportar tantas horas de encierro en cualquier fábrica. Tercera, porque dicen que donde están ubicados ya son conocidos por la sociedad y hasta los buscan para darles una propina, ropa, zapatos, comida y que además pidiendo peso a peso ganan más que en otros trabajos; luego pueden andar libres, sin patrón que los tenga vigilados, ni regañados; ni cuidando su horario de entrada y de salida. No gracias (dicen). Por nada cambian la comodidad, ni la tranquilidad de su manera de trabajar.

 

*Escritora, poeta y promotora y difusora de la cultura. Soy tres estuches de monerías y casi un montón de cosas.

 

*LAS OPINIONES PLASMADAS EN LAS COLABORACIONES SON RESPONSABILIDAD DE CADA AUTOR, ASÍ COMO SU ESTILO DE ESCRITURA. ECODIARIO ZACATECAS SÓLO ES UNA PLATAFORMA DIGITAL PARA DARLAS A CONOCER A SUS LECTORES.

 

 

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