A q u e l a r r e | Una mujer en el palacio nacional
“En la antesala de la elección presidencial, una nueva página está por escribirse en la historia de la lucha de las mujeres por la igualdad: su presencia en el Palacio Nacional, como presidenta de México”
Tanya Ortiz*
Cada que se conmemora el 8 de marzo para recordar la lucha de las mujeres por la igualdad, es necesario recordar que esta fecha se estipuló en memoria de 129 mujeres que fallecieron en la fábrica incendiada, en Nueva York, luego de mantener una huelga para exigir mejoras salariales, condiciones de trabajo, reducción de horarios y evitar el trabajo infantil.
La lucha por una mejor vida, les costó justo la vida porque los dueños de la textilera no estuvieron conformes con sus demandas y prefirieron quemar la fábrica, aunque ellas estuvieran dentro. Esas luchas, históricamente –de hombres y mujeres a lo largo del tiempo- ha costado sudor y sangre.
El que ahora veamos formadas a las mujeres para emitir su voto en alguna casilla también tiene su historia de permanencia, insistencia, fuerza y convencimiento de que la mujer también tiene derechos. Muchas que ahora ejercen este derecho ni siquiera reparan en lo que hubo atrás para que ello fuera posible, pero si a esas vamos, con remontarnos a la Independencia de México, podemos mencionar solo un ejemplo de lo que las luchas sociales representan en la historia.
En cuestiones electorales, estas luchas también han tenido ya sus frutos y por eso vemos ya cada vez más presencia de mujeres en la integración de las legislaturas locales y la federal, así como en la Senaduría; vemos más presidentas municipales y gobernadoras. Más mujeres que forman parte de un gabinete estatal y también del federal.
Sin duda, son muchos los espacios ganados por las mujeres a base de tesón y fortaleza. De sacar fuerzas del miedo para vencer inseguridades individuales y colectivas; de imponerse a base de presión y reclamos.
Hoy estamos ante la histórica posibilidad, real posibilidad por vez primera aunque en otras ocasiones ya haya contendido una mujer por la presidencia de la República, como Cecilia Soto y Josefina Vázquez Mota, de que una mujer se convierta en la presidenta de México.
Sin demeritar los esfuerzos de candidatos como Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Gerardo Fernández y Manuel Velasco, que son los que Morena postuló, así como los de Santiago Creel –quien por tercera ocasión se baja de una contienda presidencial- o Enrique de la Madrid, que ya se quedaron en el camino, hoy por hoy, en el camino que se ve enfrente están solo mujeres: Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes.
La contienda interna de Morena aún no termina, pero si las proyecciones se mantienen y los acuerdos –que dicen que hay- se respetan, será Claudia la que se convierta en la candidata de la coalición Juntos haremos historia; también está por terminar la contienda interna del Frente Amplio por México y, aunque son una panista y una priísta quienes llegaron a la final, la proyección indica que será la del PAN quien gane el proceso de la alianza Va por México.
Eso nos deja a dos mujeres al frente de las coaliciones más importantes de México para contender por la presidencia de la República. Con esto, Movimiento Ciudadano, partido que se niega a sumarse a ninguna de las dos, sería borrado del mapa electoral por el furor de una contienda entre mujeres y porque se vería obligado a poner un gallo más fuerte que ellas –y no lo veo por ningún lado- o una mujer que también dé la lucha –tampoco veo a ciencia cierta, aunque podría ser Amalia García o Mariana Rodríguez-, así que auguro que, tarde que temprano se adhiera a alguno de los dos proyectos políticos.
En suma, veo un panorama esperanzados para el género; complicado para el país y sumamente difícil para la mujer que llegue, pues México no se distingue precisamente por haber dejado de lado el machismo y la misognia; sin embargo, el triunfo que obtendrán las mujeres sentará las bases para que ahora sí nos vean hasta en la sopa si no es que muchos nos ven ya.
