Una Colorada (vale más que cien descoloridas) | Reforestar

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“Hoy muchos ya saben que una reforestación rehabilitatoria implica evitar plantar especies no endémicas”

Lilia Cisneros Luján*

Las tragedias que estamos atestiguando – por falta o exceso de agua, incendios, desgajamientos de cerros y socavones que todo se comen– nos imponen la responsabilidad de lo que va a ocurrir en 8 o en 20 años, sobre todo con la generación que hoy está por rebasar los 120 mil millones de personas.

Algunos con sorpresa, otros con satisfacción, porque ya lo habíamos planteado, vemos que esos personajes, nuestros nietos o bisnietos, en su mayoría, tienen consciencia de lo que puede ocurrirles si no actúan para revertir las consecuencias del cambio climático.

Hoy muchos ya saben que una reforestación rehabilitatoria implica evitar plantar especies no endémicas –como flamboyanes, guayapanes –árbol nacional de Venezuela– o maculies en el centro del valle de México, árboles que, aun siendo bellos y aceptados, llevan a la pérdida de la biodiversidad –son de tierras tropicales– hasta la erosión misma de suelo, como está ocurriendo en buena parte de la Ciudad de México.

Están ya en marcha acciones incluidas en el programa Regenera América, que ha logrado difundir principios básicos como parte de normas en México y de apoyo de empresas y ciudadanos que pretenden reforestar más de tres mil hectáreas en el municipio de Apan.

Aunado a las diversas iniciativas de reforestación y en general del cuidado del medio ambiente, es importante resaltar que, en el ámbito laboral, están teniendo más posibilidades de empleo quienes cuenta con una vocación de cuidado del plantea y no se refiere solo a grupos voluntarios, sino personas que forman equipos definitivos con prestaciones de ley y buenos sueldos. Son varias empresas en el mundo que han revisado sus perfiles de puestos para incluir en ellos capacidades vinculadas con objetivos climáticos y ambientales.

Tanto en las aulas –desde primaria hasta universidades– como en las acciones de capacitación empresariales, se difunden “habilidades verdes”, habida cuenta que hoy por hoy el 17% de la población mundial pueden convertirse en víctimas, incluso fatales, en el futuro cercano, si es que no se logra revertir la tendencia negativa a la cual hemos llevado al planeta.

Este tema alcanza no solo la destrucción material de lo que algunos consideramos nuestra casa, afecta al sujeto que en franca regresión está olvidando buena parte de lo que han sido sus mayores logros.

¿Por qué muchos apenas tienen un lenguaje tan rudimentario y quienes lo tenían lo están olvidando? ¿Cómo nos afecta el encierro por el temor a enfermar? ¿El trabajo en casa es un avance en el desarrollo de la humanidad?

En México, desde los años 40, ha habido diversos programas que, además de ser factores que convienen al cuidado del planeta, daban a las familias opciones de interés por un entorno ideal para el crecimiento sano.

La biología ocupaba una parte importante de la educación en secundaria. Los grupos de escolares salían a balnearios, parques o zonas de descanso, donde se comía y observaba el paso de los ríos.

Muchas de las familias que enviaban a sus hijos a las escuelas tenían un espacio donde sembraban y criaban animales de rancho, incluso para los niños que carecían del privilegio de una propiedad rural, gozaban de programas como el instrumentado por doña Esther Zuno.

En medio de una política de descrédito al otro ¿quiénes serían capaces de reconocer la labor de esta mujer mexicana?, la cual con varios centenares de voluntarias adscritas al INPI –instituto nacional de protección a la infancia– fundado por el presidente que antecedió a la responsabilidad de su esposo, buscó entre muchos objetivos la vigencia de los huertos familiares.

Hoy el diálogo se destruye cada día con discursos de enfrentamiento y no amor al prójimo. Con suma tristeza, escuché el mensaje de un dirigente de cierta “federación” de iglesias evangélicas –que muchas de dichas iglesias por cierto no reconocen– atacando a la religión católica, como se hacía en contra de los protestantes en el siglo pasado.

¿Sabía que este supuesto religioso en realidad está más interesado en política, que en la salvación espiritual de los mexicanos? Con el corazón cerrado a la sabiduría cristiana que pregona “dad al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”, fundan partidos y apoyan gobiernos que, por cierto, para nada cuidan el medio ambiente.

¿Conoce dicho personaje el plan nacional de desarrollo 2019-2024? ¿Sabe que en tal plan se postula la necesidad de crear empleos verdes? ¿Son empleos verdes los que llevan a gente joven -como los mineros que arriesgan sus vidas para sacar carbón- a trabajar para esquemas contrarios a la educación y el trabajo ecológico?

Gracias a la sociedad civil, México es uno de los países reconocidos por la OIT como interesado en el tema en América Latina ¿por qué se sataniza a quienes defienden las selvas, los ríos subterráneos y, en general, lo que requerimos para una vida sana?

¿Es ignorancia o ambición pecuniaria el tratar a toda costa de imponer programas que promueven el uso de biocombustibles en vez de energías limpias?

¿Qué vale más la vida de diez mineros en Coahuila o la libertad de altos dirigentes de empresas monopólicas, como PEMEX y la CFE?

Los abuelos ya no estamos para sembrar árboles y no es la siembra desordenada la que revertirá el grave problema en el cual nos encontramos.

Aunque el primer paso es dejar de lado las confrontaciones y en eso sí podemos aportar conocimiento, experiencia y memoria.

¿Cree usted poder proporcionar algo para evitar la desertificación del planeta?


*Maestra en Educación Familiar

 **Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.

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