Una Colorada (vale más que cien descoloridas) | Cambalache
“El que no llora no mama, lo saben en este Siglo XXI millones de beneficiarios mexicanos de programas del Bienestar”
Lilia Cisneros Luján*
“Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé”, es el inicio de un tango compuesto allá en los años 30 por Enrique Santos y que sigue siendo tan vigente ahora como en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial.
Todo es igual, no hay diferencia entre un burro y un profesor, escribió aun sin conocer a algunos sindicalistas de la CNTE. “El que no llora no mama”, lo saben en este Siglo XXI millones de beneficiarios mexicanos de programas del bienestar, que otorgan becas a muchos que no estudian, madres solteras premiadas y mayores de 65 años que no lograron ser parte de los jubilados formales, pues su vida trascurrió en la informalidad.
En la inmadurez individual y colectiva que se está institucionalizando, se derraman lágrimas para mamar en plantones, toma de instalaciones ajenas, marchas, incendios y todo aquello que envidian; esos que no solo deploran, sino que dan topes y hasta muerden, en esta modernidad ¿de izquierda?, que pretende una igualdad ignorante y populista.
Lo ocurrido en el sistema de impartición de justicia el fin de semana pasado se convirtió en un verdadero cambalache. Con menos de cuatro horas de diferencia, la fiscalía general de la federación resolvió dejar salir de la cárcel a una universitaria, a la cual mantuvo encerrada, sin que se hubiera iniciado un proceso ni mucho menos se estuviera próximo a una sentencia, por la suposición de delitos que, de suyo y por definición, no justificaban el encierro.
¿Fue venganza, dicha privación de la libertad? La misma tarde, con apenas unas horas anteriores, un inexperto agente de la fiscalía fue a ejecutar una orden de aprehensión al domicilio de un señor de edad avanzada, con serios problemas de salud, que por lo mismo está retirado desde un tiempo prolongado del servicio público, ¿hay auténtico motivo para esto? ¿se trata de distraer la opinión desfavorable, por cierto, de los temas de inseguridad en varias entidades de la república?, ¿cómo se puede explicar la libertad de una por la detención del otro?
Cambalache, derivado del latín cambium = "dar una cosa por otra", se ha usado por años como intercambio de elementos o cosas de poco valor.
Su uso encierra en sí mismo una interpretación despectiva, de desencanto hasta de pleito o bronca, como dice “el pueblo bueno”.
Este canje o permuta sorprende, porque no se trata de cosas, sino de los derechos humanos de dos personas, ambas a las que parece será difícil que les reconozcan su derecho a la presunción de inocencia, cuyo “pecado” mayor parece ser el no haberse sometido a la voluntad de quien sí manda.
Por lo que concierne al hombre mayor cuya actividad de indagación que le correspondió desempeñar hace casi ocho años, fue avalado por lo dicho con posterioridad -tanto por comisiones extranjeras pagadas por nuestros impuestos, como por la donación de honorarios por defensa legal a abogados que se pavonean con un supuesto trabajo pro bono, aunque una realidad de pago por caso según se desprende de los donativos sobre todo extranjeros-, acerca de lo ocurrido en Iguala.
¿De verdad van a aplicar las 20 órdenes de aprehensión en contra de personal de la Sedena? ¿Qué tiene que decir el actual secretario de Marina, quien estaba a cargo de indagatorias cuando los jóvenes estudiantes fueron desparecidos y muertos? ¿Alguien tiene interés de saber cómo se comportarían dichos jóvenes en la celebración del 2 de octubre, en el cual participarían como muchos otros, militantes del entonces fortísimo PRD?
Sin dar mayor explicación, y asegurando solo que los presos por el tema de los 43, fueron torturados se les liberó ¿pueden entonces ser reaprendidos? ¿asistiría usted a una reunión de abogados especialistas, donde sin más interés que el saber un poco más se dé respuesta a estas y otras preguntas técnicas del ámbito jurídico?
Al igual que en este tema, la ciudadanía se pregunta por qué se expulsa de sus viviendas a personas que han vivido más de una década en lugares que ¡milagro! alguien les vendió y otro les cobró por los servicios de agua, luz y gas.
¿Quién se ha dado cuenta que eran terrenos vedados a la vivienda y con misión ecológica? ¿los habitantes son delincuentes o derecho-habientes? ¿a que tienen derecho esas personas?
A pesar de lo afirmado por los modernos educadores, que se atreven a inventar hasta el hilo negro, hay quien dice que los abogados están en desuso y que pronto se extinguirán. ¡¡Falso!!!!! nunca como ahora es necesario que los ciudadanos conozcan sus leyes, la aplicación de las mismas, las instancias donde puede hacerlas valer y cuál es el límite de actividades legítimas para exigir, sin caer en berrinches infantiles de solo llorar y los excesos injustificables de morder o dar de topes.
Es el tiempo justo de luchar por la validez de los derechos que a cada quien le asisten. Los que trabajan de servidores públicos, legisladores o jueces, son pagados con una parte del esfuerzo personal por la vía de impuestos.
No se arriesgue en manifestaciones peligrosas y sin muchas posibilidades de éxito. Estudie, infórmese, haga uso de las instancias en las que puede defenderse de los que le venden algo –Profeco, Condusef, Prosoc, procuraduría agraria, Inapam etc. – o no cumplen a lo que están obligadas, ejemplo, no le surten agua o permiten su desperdicio, por aquello de que los responsables de ese vital líquido son 90% leales y casi nada capacitados.
Usted puede impedir que las cosas lleguen al límite de quererle cambiar sus derechos en simples cambalaches.
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