Pasión por el Deporte | Regulación de la temperatura
“El incremento de la temperatura muscular mejora la capacidad de rendimiento de los músculos, pero a fin de evitar el sobrecalentamiento, es importante perder algo de calor producido”
José Ortega
La transferencia de calor desde el cuerpo hasta sus alrededores, o viceversa, puede producirse de cuatro modos distintos: mediante convección, conducción, radiación y evaporación de agua. El aire circulante hace que el calor se libera desde, o sea absorbido por, el cuerpo, dependiendo de la temperatura del aire y del cuerpo; este tipo de intercambio de calor se conoce como convección. El contacto directo del cuerpo con un objeto o un medio produce la transferencia de calor mediante conducción, por ejemplo, al nadar en agua fría el cuerpo pierde calor por conducción. Cuando el cuerpo es expuesto a la luz del sol, absorbe calor, mientras que en un ambiente frío libera calor, ambas cosas son formas de radiación. Regulando el flujo de sangre hacia la piel, el cuerpo puede, hasta cierto punto, controlar la temperatura de la piel y regular la pérdida de calor mediante estos tres métodos.
El cuerpo también puede perder calor a través de la evaporación de agua. El cuerpo no puede absorber calor a través de la evaporación. La mayor parte del agua que se evapora desde el cuerpo es en forma de sudor, pero la evaporación de agua se da también mediante la respiración.
Durante el ejercicio se produce calor como subproducto de los procesos de producción de energía. La forma más importante de pérdida de calor del cuerpo durante el ejercicio es a través de la evaporación del sudor. No todo el calor producido por el ejercicio es eliminado y en consecuencia la temperatura corporal se eleva. Cuanto mayor es la intensidad del ejercicio, mayor es el incremento de la temperatura corporal. Durante el ejercicio máximo, la temperatura corporal puede elevarse hasta aproximadamente los 41 grados centígrados, mientras que la temperatura muscular puede incrementarse hasta los 43 grados centígrados.
El incremento de la temperatura muscular mejora la capacidad de rendimiento de los músculos, pero a fin de evitar el sobrecalentamiento, es importante perder algo de calor producido. La capacidad para perder calor por evaporación aumenta con el entrenamiento. Así durante un periodo estandarizado de ejercicio, la temperatura del cuerpo de un deportista bien entrenado será menor que la de otro no entrenado. En general, la temperatura corporal aumenta hasta unos 38 grados centígrados con el ejercicio con una intensidad correspondiente al 50 por ciento del consumo máximo de oxígeno.
Durante el ejercicio en un ambiente caluroso, el calor es perdido desde el cuerpo por convección y radiación y, en algunos casos, el cuerpo puede incluso absorber calor, por ejemplo, si la radiación del sol es fuerte. Bajo estas condiciones, la necesidad de perder calor por evaporación de sudor aumenta mucho. Si el cuerpo no puede liberar una cantidad suficiente de calor, la temperatura corporal puede elevarse espectacularmente, y el rendimiento puede debilitarse. Se ha demostrado que la distancia cubierta al correr a gran intensidad durante un partido de futbol se redujo en un 50 por ciento cuando la temperatura era de 30 grados centígrados. Cuando el grado de humedad es alto, la pérdida de calor por evaporación de sudor se inhibe. Por tanto, en un día caluroso y húmedo es más difícil que un deportista pierda calor, lo cual puede a su vez tener un efecto negativo sobre el rendimiento físico.