Pasión por el deporte | El sentido de la solidaridad
“Los vínculos creados entre los integrantes de una cordada superan cualquier otro vínculo al estar la vida de uno en manos del otro, y viceversa”
José Ortega
La práctica deportiva estimula a la solidaridad, pero en el sentido más genuino del término. Los miembros de un equipo que entrenan y compiten asiduamente forman un Todo. Es una relación entre iguales y en la medida en que practican deporte se unen más entre ellos. Cada cual desempeña un rol y debe hacerlo lo mejor posible para bien del equipo. Sin esta solidaridad entre ellos no podría existir el equipo y sin él no podría tener lugar la práctica deportiva.
Pero el deporte no solo fomenta la solidaridad, es decir, entre los miembros de un mismo equipo. También estimula fórmulas de solidaridad exógena, una forma de unión que se sitúa más allá de las lealtades y de las militancias individuales. El sudor y el esfuerzo colectivo crean vínculos. Un equipo de cualquier disciplina deportiva se construye desde el alma de sus integrantes. Y esa alma no es otra cosa que el compromiso, el sentimiento y la pasión de cada uno de sus componentes hacia el resto de sus compañeros. Esa es la solidaridad que mi experiencia me dice que enseña el deporte. La solidaridad en el deporte no es simplemente que todos los miembros de un equipo se ayuden y trabajen juntos para conseguir un objetivo. Va mucho más allá de eso porque no tiene nada que ver con el objetivo final, sino con el momento actual. La verdadera solidaridad en el deporte de equipo, o al menos como yo lo entiendo, no es meramente ayudarse mutuamente para conseguir un objetivo común, sino que consiste en dar lo mejor que uno tiene dentro al resto de los compañeros en cada momento, ayudándolos a crecer en todos los sentidos. Ello conlleva a olvidarse de las metas personales y ponerse al servicio de los demás. La suma de estas acciones individuales es lo que provoca el crecimiento individual y colectivo y lo que lleva a la consecución del objetivo final como consecuencia de la solidaridad.
Los vínculos creados entre los integrantes de una cordada superan cualquier otro vínculo al estar la vida de uno en manos del otro, y viceversa.
En resumen, una vez más, el deporte ejerce de maestro de la vida y llega a ser catalizador de los sentimientos de muchas personas. En palabras de Nelson Mandela, uno de los grandes personajes del siglo XX e inicios del XXI “el deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas cosas (…) Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar las barreras sociales”.
*Escritor e instructor profesional en ciencias aplicadas al futbol.
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