Los misterios de la existencia | Lo peculiar y singular
“Juzgar, suponer sin conocer”
Alejandro Bravo Pérez*
Hace poco, conté con la fortuna de ser invitado para dar unas palabras de despedida en una ceremonia de clausura para alumnos de secundaria. Me resultó difícil preparar algo, porque cuando uno tiene la edad que ellos tienen, el mundo parece fácil. Uno de ellos, por ejemplo, me explicó el plan que tenía ya organizado para su proyecto de vida, me lo contó tan detalladamente, que parecía me estaba dictando paso por paso y que los iba a seguir al pie de la letra.
Pero lo curioso es que también te encontrarás con otros que son todo lo contrario, y que cuando se les pregunta, si ya saben que será de su vida en los siguientes años, solo levantarán los hombros y responderán: no lo sé.
Cuando se es un adolecente, la vida puede parecer fácil, porque para la mayoría de quien estudia en una secundaria, su única preocupación podría ser tener que pasar de grado. Como viven en casa, tienen sus alimentos listos, internet, agua, luz, y todos los bienes que sus padres les puedan ofrecer. Todos esos servicios son dados hasta que uno de los hijos decida partir o sea expulsado de su casa por alguno de los padres.
Otros estudian y trabajan al mismo tiempo, aunque al final con el paso de los días, terminan eligiendo por el sueldo que ganan.
La vida de adulto cuando la miras por televisión en algún video musical o serie, parece menos complicada y hasta sencilla. Para quien lo tiene todo en cuestión económica, no tendrá las mismas preocupaciones que uno que su sueldo de trabajo equivale a lo mínimo. Lo único que se me ocurrió decirles a esos jóvenes, fue que, en este momento de mi vida, me hubiera gustado que a su edad, en la escuela me dieran clases sobre lo que implica crecer.
Hasta hoy, no sé, ni conozco, les dije de algún plan educativo que integre, lo que se tiene que hacer cuando sufres tu primera ruptura amorosa, ni mucho menos cómo lidiar, con lo que podría interpretarse como uno de los primeros fracasos en la vida; cité el ejemplo de tener que reprobar el último año de secundaria.
Algunos marcaron a sus compañeros, y se rieron, pero cuando note que ocurría, alce la voz y les pedí que no lo hicieran, porque en ese alumno que reprueba, yace un motivo que no conocemos y ese es el problema, juzgar, suponer sin conocer. “Que si reprueba por no cumplir con las tareas, que si reprueba por flojo, que si reprueba porque nunca pone atención” son meras especulaciones. Porque seguramente, pocos conocerán el verdadero motivo.
La adolescencia es muchas veces una etapa de la vida, poco comprendida, porque ahí, pasa de todo, el cuerpo cambia, llega la primera menstruación en las mujeres y de pronto, frente a los ojos del mundo, dejan de ser niñas, para convertirse en mujeres y, por otro lado, los hombres sienten comezón por todas partes, pero lo cierto es que es una edad en la que casi todos se sienten incomprendidos. Siempre he creído que es así a esa edad, muy poco comprendida.
Es una edad en que la creatividad y la infancia, se van desvaneciendo poco a poco, para que se vayan comportando más como adultos, que como los niños que aún siguen siendo. Pero en ese proceso de ir siendo y dejar de ser al mismo tiempo, se van sintiendo cada vez más solos, porque es cuando uno descubre lo peculiar y singular que se es en el mundo.
Mi nombre es Alex Bravo y cuento con la formación como Terapeuta Existencial y solo quiero externarte, que si en un momento, sientes que algo no va bien y que frente a lo que sea que estés sintiendo, no estás sola, no estás solo. Ya sea a distancia o de manera presencial, estoy con la mejor disposición de escucharte.
Hasta la próxima.
Terapeuta Existencial
Correo: cypesc@gmail.com
*Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.