Los misterios de la existencia | Justicia

Los misterios de la existencia | Justicia

Las peores formas”.


Alejandro Bravo*


El nacimiento es una de las maravillas que hay en la vida. Cuando un ser humano nace, lo hace con los ojos cerrados, y aunque el esfuerzo se hace por abrirlos, se presencia otra de las maravillas que hay en el cuerpo humano. La visión. El recién nacido mira a su alrededor, entabla una relación con la mirada. Está atento siempre a lo que sus pequeños ojos le permiten explorar. Con el tiempo, crece y siendo un niño la curiosidad lo lleva a intentar reconocer todo lo que está a su alcance no solo con la vista, lo hace con las manos, el olfato, con el gusto, con lo que escucha, el infante se maravilla por todo lo que hay cerca y se asombra de todo lo que encuentra desde lo más auténtico de sus sentidos.  

Con el tiempo el niño crece y se hace joven, después adulto y envejece, el desarrollo lo complementa con una madurez física y emocional. Solo que, con el paso del tiempo, el infante que una vez se maravilla del simple hecho de ver cómo se prende una televisión o que hay una galleta en un plato sobre la mesa, pierde la capacidad del asombro para verse absorbido por el orden y el poder. El infante no busca una explicación de lo que encuentra, simplemente lo toma y con su parte creativa es capaz de construir un castillo con simples cajas de cartones o tapas de algún refresco, mientras que ante los ojos del adulto es solo basura. Este último hecho es un claro ejemplo de cómo hemos trasformado todo lo que nos rodea, bajo una interpretación.

Necesitamos ver la vida como un milagro, solo pensémoslo por un momento, podríamos no estar, y sin embargo estamos. Podríamos no estar con la persona que amamos, pero sí lo estamos y eso ya es algo por lo que debemos de asombrarnos a todo momento, porque de infinitas posibilidades que existen, corrimos con la coincidencia de compartir juntos el camino. Pero no es así, vamos por la vida más preocupados por un sueño que cumplir, una meta estancada, un deseo de estar con otros, una ilusión rota, aspirando ser alguien, cuando ya estamos siendo alguien. Sin la capacidad de asombro, no seremos capaces de ver nuestras capacidades y virtudes, menos de aceptar nuestras propias limitaciones, porque en una sociedad de consumo como en la que vivimos, siempre tenemos que aspirar a algo, nada parece ser suficiente para quien se empeña y se compromete en seguir aspirando a ser algo, pagando el precio de no prestar atención a quien está siendo. Terminamos preocupados por lo que va ser, que por lo que es. Ahí el dilema, pues la mayoría de las enfermedades, yacen no solo en un origen biológico, también en la tensión que existe de querer aspirar a querer ser alguien distinto.

Mi nombre es Alejandro, cuento con la formación como Terapeuta Existencial. Más que hablar de teorías o técnicas, me gusta explorar lo que está presente, lo cotidiano, lo que ocurre. Si te interesa conocer un poco más de esto e indagar en tus propios misterios, te invito a crear un espacio de relación y diálogo para que juntos, juntas, podamos comprender un poco más la “situación” que estés viviendo, como también la manera en que te relacionas con el mundo, con los demás, ya que clarificar nuestra posición en el mundo, puede aclarar nuestra postura y entonces si así se elige, optar por una actitud diferente.

Hasta pronto.


*Terapeuta existencial

Teléfono: 7712099585

Correo: cypesc@gmail.com


**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.



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