Los misterios de la existencia | El tiempo pasa

“y la vida se nos va”

Alejandro Bravo Pérez*

El instante en que vivimos, este periodo presente en que habitamos, puede parecer que a veces, es infinitamente pequeño, ya que cuando menos nos percatamos, el día ha terminado, dando paso a otro más. Sentir que el tiempo no alcanza y experimentar que no se ha conseguido una meta o propósito como se tenía pensado, puede llevar a algunos a experimentar frustrados y con la impresión de no sentirse “bien” con ellas y ellos mismos.

Al principio, puede sentirse que se está extraviado, que se está perdido, incluso hasta se puede enojar uno consigo mismo por el hecho de sentir que no se está llevando el camino o el rumbo que los demás están llevando. Solemos creer que cuando esto ocurre, es algo malo para nuestra vida. Cuando no necesariamente, tiene que ser así.

Sentirse perdido o extraviado, otorga la oportunidad de prestar atención a eso que, por falta de tiempo, se dice que se ha perdido. Entonces, aquello por lo que se lamenta y se llora, porque no tuvo tiempo de hacerse o conseguirse, debería permitir que se aprecie lo que, si se tiene, ya que existe, aunque tiene también la posibilidad de desaparecer.

Por eso, algunas personas, pueden pasar su vida lamentándose por eso que perdieron, pero otras más, se lamentan en un principio, y tiempo después se dan cuenta de que, si no se aplican con lo que tienen aún, perderán lo que les queda en cualquier momento. Y es entonces que se debe de elegir una actitud ante eso que estamos siendo.

 Un ejemplo muy claro de esto que intento compartir, ocurre cuando uno enferma. No importa de qué enfermedad estamos hablando, cuando se está enfermo, lo primero que se extraña, era cuando no se encontraba con algún síntoma o molestia. “No podemos extrañar lo que no hemos tenido”, se dice en la voz populi. Frente a la enfermedad, existen dos posibilidades cuando no hay una cura a corto plazo, y es aprender a vivir con su enfermedad y tener más cuidado con su padecimiento, no hacerlo, implicaría que uno mismo sea el ejecutor de su propia vida.

Pero es sumamente complicado renunciar a lo que se ha perdido, como lo es, tener que aceptar lo que se es. Si esto fuera fácil, no existirían los dilemas, ni las crisis, ni el duelo, no habría ataques de ansiedad. Pero es en estas situaciones que podemos descubrir la incapacidad de elegir una actitud consciente para encarar cualquiera de esas posibilidades.

Mi nombre es Alex Bravo y cuento con la formación como Terapeuta Existencial y solo quiero externarte, que si en un momento, sientes que algo no va bien y que frente a lo que sea que estés sintiendo, no estás sola, no estás solo. Ya sea a distancia o de manera presencial, estoy con la mejor disposición de escucharte.

Hasta la próxima.

*Terapeuta Existencial