Literatura desde el alma | Los hermanos mayores
“El mexicano le pide a Dios que le cure la diabetes, pero no deja de beberse diariamente una coca-cola de 2 litros”.
Joseangel Rendón
En el mundial de México 70 (ya había nacido y qué, la vida era en blanco y negro, etc.) éramos un grupo de muchachillos pateando nuestro primer balón de cuero sobre el enlozado de la ciudad, en un callejón que subía (dura pendiente) desde la Avenida Juárez hasta el fin del mundo. No éramos mucho de técnica, más bien de perseguir el balón hasta cansarnos; pero Felipe, uno de los vecinos, algunos años mayor que nosotros, sabía combinar la pelota y hasta hacer dominadas. Fue el primer crack que conocí en mi vida (el segundo fue Jaime Martínez del Real, compañero de secundaria. Punto); llegué a seguir Las Aventuras de Borjita en un comic semanal, pero Felipe era Felipe, a quien debíamos aprender eso del futbol si queríamos ser alguien en la vida.
― Chiripe, soy Pelé, pásame la bola…
Decía Raúl, el vecino más pequeño, de unos cinco años, esperando un pase al que no sabría cómo dominar para llevarlo hasta la portería contraria, pero todo era un juego. El futbol de barrio era algo duro, sobre todo si caías sobre el piso de piedra al pelear la pelota: costra segura. No había condiciones para generar futuras estrellas, pero divertía.
Nunca fuimos buenos –salvo Óscar Torres, que llegó a jugar en equipos locales de profesional– nuestro balón de cuero lo aplastó el camión de la basura y seguimos entrenando con pelota de hule; pero Felipe, el “hermano mayor” nos dio buenos consejos para manejar la bola. Lo respetábamos por eso.
Y que la selección mexicana de futbol es eliminada del mundial de Qatar en la primera ronda. ¡Qué vergüenza! Eso no pasaba desde hace cuarenta y tantos años. Todo México ahí, hasta el último minuto esperando que llegara el milagrito: que Argentina metiera otro gol o que los sauditas se hicieran a un lado para meter uno nosotros. “Los dioses del estadie no apareciereeen” pensó El Perro y algunos millones de mexicanos que se fueron a pistear ese día para tragarse la derrota.
Y los “hermanos mayores” de la selección ya están en la siguiente ronda, marcados como favoritos para ser campeones del mundial de Qatar. Si en lugar de denostar al equipo argentino antes del juego, como lo hizo un boxeador mexicano (que del boxeo mexicano ni hablamos, está peor), hubiéramos aprendido algo sobre la manera de entrenar de los gauchos, de la pasión cultural que existe por el deporte en todo el cono sur, otro gallo futbolero nos hubiera cantado.
Alemania también fue eliminado, Italia ni siquiera calificó al mundial. Excusas hay muchas, acciones deportivas y de educación muy pocas. ¿Qué diría Felipe si nos viera llorando así la derrota de un equipo sobrevaluado por las cadenas televisivas y los anunciantes de refrescos de cola?: “hay que salir a entrenar hasta que oscurezca, para la otra nos va a ir mejor”. Hay que aprender de los hermanos mayores.
Perspectiva: Antes de iniciar el mundial 2022, Andrés Guardado declaraba que su expectativa era ver a México campeón de este torneo. Realidad: el mismo jugador, al final del juego México – Argentina, llevó a su niño, Max, a los camerinos del equipo albiceleste para que su hijo conociera al Gran Lionel Messi, que lo atendió con gusto, como todo hermano mayor.
Saber que hay otros mejores que nosotros no nos hace menos, nos ayuda a conocer qué necesitamos para mejorar y enfrentarlos en futuras ocasiones a un nivel más parejo. Respeto, experiencia y trabajo, por si me preguntaban lo que necesita tener la selección nacional de futbol en este momento. Max Guardado guardará en el corazón el recuerdo de haber conocido al jugador de futbol más importante de la época, lo cual le servirá como ejemplo para, con el apoyo de su padre, llevar buenos entrenamientos y aprendizajes para ser un gran jugador de futbol en el futuro.
¿Y qué tiene que ver el fut con los libros? Hay una extensa bibliografía con memorias y técnicas que han utilizado los mejores jugadores y entrenadores de futbol, a la que muy pocos mexicanos cercanos al fut tienen –siquiera- el deseo de conocer. En leer está aprender. Juan Villoro, autor de una cincuentena de libros, entre ellos Dios es redondo, Balón dividido y Los once de la tribu, que nos dan un amplio panorama del deporte-balón a nivel mundial, así como la situación de nuestro país en el ámbito futbolero. De ahí hay muchas frases para aprender, pero me quedo con una: “El futbol es la recuperación de la infancia” aquellos momentos cuando lo importante era jugar.
La neta, soy de los que deseaban que la selección mexicana de futbol fuera eliminada del mundial; no por malinchista, el mexicano necesita aprender de las derrotas que la victoria no está en esperar el “milagrito” sino en chingarle día a día, LEER (entre otras cosas que nos prodigan aprendizaje), enterarse de lo que necesita para progresar y triunfar.
E ir en busca de ello, en lugar de lamentarse y esperar otros cuatro años para volver a lamentarse.
* Joseangel Rendón escribe desde 1995; recientemente ha publicado los libros Fantastrágico (disponible en Amazon) y Triplicantes, de narrativa, así como Animadversos de poesía.
Desde 2022 dirige el Taller de Escritura Creativa Alberto Huerta, que sesiona de manera continua en la Ciudadela del Arte Zacatecas, como parte del programa de formación del Instituto Zacatecano de Cultura.
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.