La Familia | Aprender a renunciar

La Familia | Aprender a renunciar

“La vida implica tomar gran cantidad de decisiones de manera constante…”

 

 Susana Sánchez*

La vida nos pone siempre en posición de elección y renuncia, es una constante de nuestra existencia en este mundo y debemos tomarlo como tal, un ejercicio que permanentemente nos hace ver que es lo que más nos conviene o que es lo que más necesitamos en el momento por el que estamos pasando.

Y es que nos tienen acostumbrados a poseer, creemos que mientras más tenemos, más felices somos y de este modo van pasando los días y los años, y no alcanzamos a comprender que vivimos como ratones en la rueda. Corriendo mucho, pero sin llegar a ningún sitio. Porque nada más terminar ya nos hemos marcado la siguiente meta, sin parar un segundo a disfrutar aquello que tanto nos costó lograr. Nunca estamos satisfechos, somos incapaces de renunciar a nada. Y ello nos hace infelices.

¿Y si hemos estado equivocados todo este tiempo? ¿Y si la felicidad no reside tanto en lograr ciertas aspiraciones como en sentir satisfacción por lo que ya hemos logrado? El sentirnos felices o desdichados está muy relacionado con la manera en que percibimos nuestra situación actual, esto es, con lo satisfechos que nos sintamos respecto a lo que poseemos en el momento presente. En una sociedad en la que predominan valores como la ambición, la generación de necesidades y un inconformismo patológico, esto es un objetivo muy difícil de lograr

Los tiempos que vivimos nos hacen reflexionar sobre todos estos temas, debemos necesariamente vivir en el desapego de las cosas y en el disfrute de lo que vivimos y lo que amamos, Víctor Frankl nos recuerda que independientemente de las circunstancias externas y aún sin ningún objeto material propio, podemos ser felices si buscamos la felicidad en el interior. 

Un camino para obtener la tan ansiada felicidad es entonces, renunciar, consiguiendo un buen equilibrio entre nuestras aspiraciones, basadas en legitimas ambiciones por mejorar nuestras condiciones de vida familiar y ´personal y la capacidad de disfrutar, agradecer y conformarnos con lo que tenemos. Evitar la palabra “conformismo” está en nuestro mecanismo de protección, pero esto muchas veces puede terminar volviéndose en nuestra contra cuando no estamos dispuestos a soltar y nuestras expectativas de éxito se basan únicamente en posesiones materiales, éxito profesional o social o ausencia de problemas. Entonces nos encontramos viviendo pendientes de lo que nos falta, sin valorar lo que hemos logrado, cayendo en la avaricia. Debemos aprender a renunciar para poder seguir avanzando. Y aspirar a tenerlo todo conduce a la infelicidad.

Los padres debemos apoyar a los hijos en la renuncia, mostrándoles que sólo si estamos dispuestos a renunciar a algo podemos elegir algo y la voluntad y la inteligencia consistirán entonces en ayudarles a elegir el bien mayor, dejando sin apego ni tristeza lo que hemos renunciado.

La vida implica tomar gran cantidad de decisiones de manera constante. Pero si conseguimos desplazar la atención desde esas renuncias al objetivo final, que es obtener el bienestar, nos resultará más sencillo seguir avanzando.

 


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