La familia | Matrimonios en extinción
“El matrimonio es la perfección a la que el enamoramiento aspira”
Ralph Waldo Emerson
Susana Sánchez*
Es un hecho que el mundo cambia cada vez con mayor velocidad, las costumbres se hacen diferentes más rápido que nunca y existe un fuerte sentido de la inmediatez y el individualismo entre los jóvenes.
Una de las instituciones en las que se nota este cambio y esta tendencia al individualismo es, sin duda, el matrimonio.
Con más frecuencia sabemos de personas que deciden sacar de sus opciones el “vivir casados”.
La disminución en la tasa de matrimonios ha caído significativamente durante los últimos años, y es que pareciera que vivimos dos pandemias paralelas, la que tiene que ver con la salud física y aquella que afecta nuestra vida emocional y cuyos síntomas principales son el individualismo acentuado y el confort personal, y cuyos resultados son el aumento en los divorcios, el in and out y la unión libre.
La raíz de este fenómeno puede ser explicada por un cambio cultural que está sucediendo donde aparecen argumentos como la vida light, el usar y tirar, el cambio de ambiciones, la libertad sin responsabilidad, la impaciencia y, sobre todo, la falta de generosidad, el amor verdadero y la donación de uno mismo.
Esto, aunado al implacable ataque de las estructuras del poder, que pareciera están empeñadas en desbaratar a las familias, impregnadas de ideologías que confunden y desaniman, que ven al ser humano como objeto y nos lo venden como tal. Ante tal panorama, algo tenemos que hacer.
Y es que, efectivamente, el matrimonio implica una donación total de la persona a un bien común, que es la pareja, es el compromiso por trabajar cada día de mi vida por ser mejor y hacer mejor al otro, privilegiando el “nosotros”, sobre el “yo”.
Los que trabajamos en pro de la familia tenemos un enorme trabajo por delante, no necesariamente para que haya más matrimonios, sino mejores matrimonios, acompañando a los nuevos esposos, dando ejemplo de que sí se puede vivir la vida matrimonial y alentando a los novios a vivir un noviazgo serio, que les permita ver si realmente tienen la vocación al matrimonio y seguir un camino de formación que les permita llegar a la meta que se han propuesto. Que ninguna pareja se case sola ni se separe sola, que nos decidamos a luchar por salvar la mayor cantidad de matrimonios y, más aún, que nadie se case sin saber realmente a lo que va, acompañándolos para que en su matrimonio tengan las cosas claras, los fines precisos y las metas en conjunto.
Esto implicará sentarse desde su banca, ser empáticos, escuchar, no juzgar, siendo muy tolerantes, abiertos, pero sin claudicar en la verdad, sin posicionamientos “políticamente correctos” pero sin perder objetividad y sin jugar ni tambalearnos en la verdad.
Y es que el ser humano está hecho para más, para ser mejor, para vivir en conjunto, para realizarse en plenitud y perseguir la trascendencia, para no ser objeto de nadie ni para destruir y destruirse en una relación donde la vida en común se da en el contexto de la sexualización, la utilización, el beneficio personal y no en el contexto del verdadero amor.
Hay que poner el listón muy alto, lograr que el matrimonio sea un fin para nuestros hijos –si es que tienen esa vocación– ya que muchas veces los papás y los abuelos somos los peores consejeros matrimoniales con expresiones como: no te cases joven, espera a tener hijos, cuídate, ahora así se usa, eso es de antes, realízate tú, no des todo y un largo etc. de consejos que le hacen un flaco favor al matrimonio.
Debemos trabajar en conjunto, padres, hijos, gobierno e instituciones formadoras y educativas por mantener viva la hermosa institución del matrimonio, que es columna de la familia, que a su vez seguirá siendo, por siempre, base de la sociedad y que, desafortunadamente parece languidecer en pleno siglo 21.
*Maestra en Educación Familiar
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.