Hablemos de seguridad… y algo más | Emblema de corrupción e impunidad “2016 - 2018”

Hablemos de seguridad… y algo más | Emblema de corrupción e impunidad “2016 - 2018”

“Hoy, en Guadalupe estamos situados en medio de una crisis heredada de viejos sistemas, que dejaron grandes desafíos y retos por demás titánicos”



Diego Varela de León*


El mal de todos los males de toda sociedad, además de la ignorancia, sin duda es la corrupción e impunidad, lo cual impacta de manera muy negativa en el desarrollo de las sociedades, y que invariablemente genera una percepción ciudadana con respecto al actuar de los gobiernos en turno.

Releía un artículo publicado en el 2015 por Jassel Córdova Guzmán sobre los tipos de corrupción y la satisfacción con los servicios públicos, titulado “Evidencia del caso mexicano”, donde asienta que para Park y Blenkinsopp “la percepción de prácticas corruptas en los gobiernos municipales y satisfacción ciudadana con la prestación del servicio público de construcción se correlaciona negativamente”. Y que para estos autores encuentran que “la corrupción en el gobierno municipal se percibe como violaciones frecuentes a la ley, a las reglas, a las regulaciones y a los estándares éticos por parte de los empleados, para obtener beneficios directos o indirectos”, y además refieren que dichos actos pequeños o grandes por supuesto que tienen un efecto negativo en las sociedad y una afectación al erario público por demás importante, aunque igualmente refieren el grado de impunidad en el tratamiento de este tipo de actos en el tema de la procuración y administración de justicia.

Hoy, en Guadalupe estamos situados en medio de una crisis heredada de viejos sistemas (2016-2018) que dejaron grandes desafíos y retos por demás titánicos, derivados de actos de corrupción e impunidad orientados por su estupidez, indolencia e insensatez, donde la crisis y entropías en varios factores deambula por las calles de nuestra ciudad y, precisamente, esos viejos sistemas permearon por muchos años y se instalaron como inquilinos permanentes de nuestra cotidianidad. Abordar y descifrar sus resortes y distintas aristas implica hacer un esfuerzo conceptual para sacar del ámbito meramente del señalamiento en acciones encaminadas a la exigencia del cumplimiento de la justicia, pues los delitos perpetrados significan una afrenta de quienes los cometieron al Estado de Derecho, lo cual por supuesto que es indiscutible, pero quedarnos en esta definición implica hacer abstracción del contexto específico en el que ese individuo o ese conjunto de individuos infringieron la ley. Es decir, cualquier política que busque enfrentar la corrupción y la impunidad, debe estar orientada a no solo ver los efectos que estas provocan, sino a la aplicación tacita de la ley para sancionar dichas conductas indeseables.

Y a propósito de lo anterior y platicando con algunos lugareños, por así llamarles en esta ocasión, pero que fueron fieles testigos de actos de corrupción, derivados de la indolencia de quienes en su momento hicieron estas prácticas indeseables y estúpidas en las afectaciones para el propio erario y sobre todo para las personas que dañaron de manera directa con sus corruptelas, y que a decir de esos lugareños no solo desde la instancia municipal, sino de otras instancias, tanto estatales como federales, en las que en su momento esas personas “sirvieran” e hicieran en su paso por dichas instituciones, en las que sin ningún miramiento, ninguna ética y ningún valor, cometieron actos constitutivos de delitos en supuestos desvíos que esperemos que la justicia de una vez por todas se encargue de dirimir de esas conductas. Hoy recordaba un dicho de los abuelos que decían que el dinero, lo sonso y lo embarazado a los tres meses se nota, y como no notar la suntuosidad en la que esos corruptos viven a diferencia de la gran mayoría de los trabajadores que en toda una vida de trabajo apenas alcanzaron a duras penas para construir un patrimonio en la justa medianía y los corruptos y saqueadores de la vida púbica andan sin pena, pero también sin gloria, y viven en mansiones y rodeados de lujos a costa del erario público y, por supuesto, con afectación directa a personas con nombre y apellidos.

Hoy es indiscutible que ciudadanía e instituciones asumamos con la cabeza en alto los desafíos que nos heredaron del pasado, por lo que se hace necesario e indispensable para evitar que los indeseables sigan cometiendo actos de corrupción, amparados por la impunidad, la indolencia, estupidez e insensatez; en primer término, la exigencia de la aplicación de la ley en toda su manifestación, donde el énfasis y especial interés sea la lucha contra el fantasma de la corrupción e impunidad y cero tolerancia contra el flagelo de la delincuencia de cuello blanco.




*Libre pensador, amante de la lectura, la música y el deporte




**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a nuestros lectores.


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