La familia | Comenzar y recomenzar

“Todo comienzo tiene su encanto”. 

Goethe

Susana Sánchez*

Conforme se acerca el 31 de diciembre muchos de nosotros nos ponemos reflexivos acerca del año que está por terminar y nos da por hacer un recuento de lo acontecido, nos podemos poner nostálgicos o incluso tristes por no haber aprovechado ocasiones, por penas vividas o por circunstancias adversas; o por el contrario nos alegramos al recordar lo que nos pasó, los logros, los triunfos, los momentos vividos y las alegrías.

También nos da por hacer propósitos para el año que comienza, tratando de no volver a cometer los mismos errores, haciendo lo que, si funcionó, siendo más propositivos, alegres o eficientes.

Y es que lo nuestro como seres humanos imperfectos es justo el recomenzar siempre, no necesariamente con el año nuevo sino todos los días. El año venidero nos da un pretexto perfecto para empezar, si es necesario desde cero, en el camino de la propia construcción y de la de los que queremos más.

El panorama que se nos presenta es de retos y oportunidades, de sendas fáciles y también difíciles, pero es, sin lugar a dudas, “un mar sin orillas”, como decía San Josemaría Escrivá, de “personas corrientes y responsables que emplean su vida, en el lugar y el tiempo en que ésta se desarrolla esforzándose por ser instrumentos dóciles para que el mundo sea mejor y los hombres se encuentren a sí mismos más dignos y más felices”.

Hay que procurar que cada uno de nosotros escribamos diariamente una historia sencilla, nutrida de cosas pequeñas, de amor, de virtudes y de defectos, de generosidad y de confianza, de batallas ganadas y perdidas pero todas aprovechadas.

Este comenzar y recomenzar volcándonos con los miembros de nuestra familia es la razón de vivir siempre cara a Dios, buscando una perfección continua, sabiendo que no somos seres acabados, sino que cada uno avanzamos a nuestro propio ritmo, pero sin dejar de caminar.

Como propósitos que nos ayuden a ser y a hacer mejores familias me atrevo a sugerir algunos que nos puedan ayudar en esta hermosa labor de construcción familiar: podemos mejorar nuestra escucha, dialogar con más calidez, ensanchar nuestro corazón para que tenga una mayor capacidad de amar, buscar la verdad y abrazarla libremente, ser muy pacientes y muy observadores de los nuestros, estar atentos a los sentimientos y emociones de los otros y quererlos como ellos quieren que los queramos para que se sientan muy amados, sería muy bueno también valorar lo esencial de nuestras vidas, entre ello, cada una de nuestras familias, su salud, su bienestar, su unión y su fortaleza.

Es una ocasión perfecta para mirar al futuro con esperanza, encendiendo siempre la llama de una fe renovada, de una reconstrucción personal y familiar más profunda en formación, en valores, en amor.

Todos tenemos una nueva oportunidad para llenar con lo que queremos nuestra vida, independientemente de las circunstancias que nos rodean, que, debemos recordar que nos afectan, pero no nos determinan, siempre podemos salir adelante y avanzar en el proceso de la mejora continua personal y familiar, siendo muy conscientes que de nosotros depende el 90% de nuestra felicidad.

Un muy feliz 2023 lleno de lo que cada uno necesita para ser mejor y para tener una mejor familia, un abrazo muy fuerte a cada uno de mis lectores.

*Maestra en Educación Familiar

*Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.