Hablemos de seguridad... y algo más | La configuración comunitaria en la prevención
“… somos y seremos los únicos responsables ante las generaciones presentes y futuras, del México que les heredemos”
Diego Varela de León*
Sin duda cada una de las comunidades, tiene usos, costumbres, creencias, valores y formas de comportarse, relacionarse y organizarse de maneras y formas muy particulares, lo cual les arraiga un sentido de pertenecía a su terruño, sin embargo esos usos, costumbres, creencias, valores y formas de comportarse se han modificado al paso del tiempo, y ahora muchos de estos usos, costumbres, creencias, valores y comportamientos han permitido y de alguna u otra forma legitiman el ejercicio de la violencia como una forma de relacionarse.
La acelerada pérdida de valores morales, de la autoestima, de las virtudes más significativas que nos identifican como familia mexicana caracterizada por la bondad, sentido de humanidad, hospitalidad, respeto a la autoridad familiar, solidaridad con nuestros semejantes y gran espíritu de cuerpo en la identidad nacional, que por momento se ven seriamente amenazadas por la corrupción, la indolencia, la impunidad, el narcotráfico, el desapego a la ley, la celebración de la apología del delito, la contracultura, la manipulación y falsedad con que en muchas ocasiones se conducen autoridades y medios de difusión, que tuercen conceptos y confunden a la sociedad, apostándole a la violencia, el desenfreno, el disfrute de placeres sin medida y de todo tipo, degradando el respeto y solidez de la base fundamental de la sociedad como lo es la familia y con ello desmoronando nuestro país no solamente por la mala influencia de una contracultural externa, sino también desde dentro, siempre ha habido algunos malos mexicanos en todas las épocas que ha vivido nuestra nación, la envidia, voracidad y codicia de algunos extranjeros coadyuvada por otros tantos connacionales, han escrito a lo largo de nuestra historia, episodios irritantes, tristes y totalmente injustos y faltos de la más elemental conciencia patriótica que mucha falta nos hacen en estos días de desasosiego.
La tranquilidad generadora del estado de derecho, enmarcado por las leyes que deben de proporcionar al ciudadano paz social, trabajo fecundo y creador, riqueza, bienestar general, cultura, superación individual y colectiva, unidad familiar, solidaridad e identidad nacional y apego con respeto y sentimiento patrio a nuestras tradiciones y más caros anhelos, reflejados a lo largo de nuestra magnifica historia, que nuestros próceres forjaron a sangre y fuego, defendiendo y batallando incansablemente contra los enemigos de la nación, de dentro y de fuera, para legarnos este estupendo presente en el cual nosotros y nada más que nosotros, somos y seremos los únicos responsables ante las generaciones presentes y futuras, del México que les heredemos.
Y hoy más que nunca sería importante comenzar a cuestionarnos si nuestros aprendizajes y comportamientos violentan o nos violentan de una u otra forma, por ello se hace muy necesario deconstruir esos aprendizajes y reconfigurarlos y al hacerlo iniciamos haciendo prevención y, para ello, toda comunidad deberá valerse de sus diferentes elementos que la conforman para poder lograrlo, lo cual sin duda asegurara un mayor impacto en una nueva construcción social, o bien ya que están en boga los retos en cuanto al vestir, porque no hacer un retro al regreso de los valores positivos que a generaciones anteriores les imbuyeron y donde prevalecía el respeto, y que la idea principal sea el de abonar a la prevención de la violencia a partir del diseño de acciones propositivas desde el ámbito comunitario encaminado a la tranquilidad y felicidad de la niñez, la juventud, la integridad de la familia y sus valores, la seguridad de nuestros adultos mayores, de nuestros campesinos, mineros y obreros, de nuestros empresarios, amas de casa, comerciantes, maestros y educandos, de todos los profesionistas y en general de todas y todos los habitantes de nuestras queridas y entrañables comunidades.