Hablemos de seguridad… y algo más | La apócrifa espiral de la prevención del delito
“Las acciones de seguridad pública deben ampliar su perspectiva sobre cómo disminuir la violencia y la delincuencia…”
Diego Varela de León*
El tema de la seguridad pública sin duda es un tema complicado pues las causales obedecen a múltiples factores, por ello entender a la prevención de la violencia desde una perspectiva distinta permite promover factores de protección para empoderar a las personas, comunidades e instituciones, de igual forma involucrar más actores en el proceso en la búsqueda de una seguridad ciudadana y no únicamente a los policías, quienes sin duda siguen teniendo un papel fundamental y de primera importancia dentro una tarea que nos incumbe a todos.
Las acciones de seguridad pública deben ampliar su perspectiva de acción sobre cómo disminuir la violencia y la delincuencia, a partir no sólo de castigar y reaccionar ante el delito con el incremento de un mayor número de policías en las calles, mayor equipo, vehículos, armas y municiones que sin duda son muy importantes, se tendrá que ir más allá de lo anterior en la evolución de un concepto de prevención que busque adelantarse a la violencia y la delincuencia antes de que los hechos se presenten con la identificación de causas y factores de riesgo que detonan y promueven la violencia y la delincuencia, el avance en momentos efímeros pareciera rápido, pero en realidad se torna lento en cuanto a las acciones y percepción ciudadana, es una tarea permanente que se debe seguir impulsando y cambiar esa noción de prevención que se considera como la reacción, combate y contención del delito a través del castigo o bien de acciones trémulas que solo medio controlan el fuego pero que no lo extingue por completo y con una racha de viento vuelve a prender.
Por ello la urgencia de un cambio de paradigma en la seguridad pública que incorpore un enfoque de 360° en favor de la seguridad ciudadana, y que este no sólo sea de forma conceptual en los ordenamientos jurídicos. Entonces pues si se quieren tener resultados distintos se tendrán que hacer acciones distintas a las que por décadas se han venido haciendo en reacción, combate, contención y una reducción efímera y el resultado de esas fórmulas que se instrumentaron fue en el incremento de la delincuencia y por ende en el desasosiego de la propia sociedad y tal como lo asenté en el esbozo anterior y en otros tantos escritos en torno a la apócrifa prevención del delito la cual entre varias definiciones que se le pueden dar a “la espiral de la apócrifa prevención del delito” a la cual se le concibe como una serie de acciones progresivamente simuladas, frágiles y trémulas que, en perfecta analogía con una línea espiral ascendentemente cíclica, se presentan entre las “Políticas de prevención delictiva”, seguidas por el “Combate frontal al delito”, la “Participación integral de la sociedad” y finalmente, la abstracta “Justicia en favor de las víctimas”, y por supuesto la falta de atención integral al victimario, la que de acuerdo a diversas causas y factores envolventes, retorna a la primera con sucesión de las siguientes, y en muchísimas ocasiones y ante el avance desmesurado que tuvo la delincuencia y que gracias a los gobiernos del pasado en una mala atención que se le dio desencadeno e incremento escandalosamente los índices delincuenciales por haber centrado gran parte de las políticas criminológicas en una simple reacción del delito y un resultado de altas miras no siempre será en el racionar “rápido” ante un delito, sino en evitar que este suceda y tal como asentara el Dr. Roberto Merlo “prevenir produce seguridad, y sin seguridad se pierde la capacidad de prevenir.