Hablemos de seguridad… y algo más | Entre la fe, la esperanza y la seguridad
“Por supuesto los valores religiosos tienen mucho que ver en nuestra concepción del bien y del mal y que hemos dejado de tener temor en hacer cosas malas porque hoy con tanta tecnología y superficialidades que nos embargan, nos hemos alejado y mostrado ajenos del sentido humanístico que debe caracterizar al hombre en no causar daño a sus semejantes”.
Diego Varela de León*
Hoy por la mañana, en el desarrollo de la labor de cada día y dados los temas de entropía que todos los días se presentan en nuestra sociedad, un buen amigo y alumno de criminología me preguntaba, quizás con cierta duda, dada mi formación castrense, policial, filosófica y liberal de hombre libre y de buenas costumbres, que si creía en las fiestas religiosas en particular el día 12 de diciembre, día en que se festeja la virgen de María de Guadalupe, y le pregunte por qué me hacía ese cuestionamiento y su respuesta fue en razón de que la noche del día 11 para recibir el día 12 me observó entrar a misa y las mañanitas a la virgen en las que sorprendentemente en nuestro municipio de Guadalupe, Zacatecas, hay una fe y una devoción impresionante a la virgen de Guadalupe, aunada a los millones de feligreses en todo el país y el mundo y entre atender los quehaceres diarios, y contestar su primer pregunta cuya respuesta fue: que lo importante no era lo que yo creyera, sino lo que el creyera en las distintas manifestaciones de la divinidad, y entre un ejemplo y otro, y hacer un breviario, igualmente me preguntaba cómo esa fe y esperanza lo relacionaba con el tema de la seguridad y la prevención.
Por lo tanto inicié comentándole que la divinidad creadora se manifiesta del miles de millones de formas infinitas, haciéndole referencia que hace tiempo había leído un artículo que me había dejado atónito de lo sorprendente que es precisamente esa divinidad y que el Instituto Superior de Estudios Guadalupanos explica que “Santa María de Guadalupe” se llama de esta manera porque así lo decidió este instituto, porque por un lado, el nombre “María” es de origen judío y significa “la escogida por Dios”, “la preferida de Dios”, “la más Hermosa” o la “Iluminadora”. Mientras que el nombre “Guadalupe” es de origen árabe y significa “Río de grava negra”, “la cama del río” o “el cauce del río” el cual se traduce como “el santo cauce del río que porta el Agua viva y la Luz verdadera”. y que algunos estudios científicos que se le han hecho al manto de la virgen como el estudio oftalmológico realizado en los ojos de María, detectaron que al acercarles luz, la retina se contrae y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, exactamente como ocurre en una persona viva y de manera sorprendente la temperatura de la fibra de maguey con que está construida la Tilma mantiene una temperatura constante de 36.6 grados la misma que de una persona con vida, pero por si fuera poco lo asombroso, uno de los médicos que analizo la Tilma coloco su estetoscopio debajo de la cinta que María posee (señal de que esta encinta) y escucho latidos que rítmicamente se repite a 115 pulsaciones por minuto, igual que un bebe en el vientre materno.
Igualmente recuerdo que en dicho artículo asentaban que hasta nuestros días no se ha descubierto ningún rastro de pintura en la tela. Y que, de hecho, a una distancia de 10 centímetros de la imagen, solo se ve la tela de maguey en crudo, ya que los colores desaparecen y que dichos estudios no logran descubrir el origen de la coloración que forma la imagen, ni la forma en que la misma fue pintada, pues no se detectan rastros de pinceladas ni de otra técnica de pintura conocida. Además, que científicos de la NASA afirmaron que el material que origina los colores no es ninguno de los elementos conocidos en la Tierra y que se ha hecho pasar un rayo láser en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma no está ni en el anverso ni en el reverso, sino que los colores flotan a una distancia de tres décimas de milímetro sobre el tejido, sin tocarlo, como si los colores flotaran en el aire sobre la superficie de la Tilma
Finalmente le comenté que los descubrimientos que se han hecho al respecto son sorprendentes, pero lo más importante de todo es lo que realmente creas y agregué, que gran parte de muchos de nuestros problemas han sido en torno precisamente a lo que creemos bueno o malo y que en parte de esta entropía social del delito estriba en los valores que se cimientan en cada hogar y que por supuesto los valores religiosos tienen mucho que ver en nuestra concepción del bien y del mal y que hemos dejado de tener temor en hacer cosas malas porque hoy con tanta tecnología y superficialidades que nos embargan, nos hemos alejado y mostrado ajenos del sentido humanístico que debe caracterizar al hombre en no causar daño a sus semejantes y que si ese sentido del bien y del mal lo tradujéramos en 10 razones para no dañar, podríamos citar los 10 mandamientos, mismos que de alguna u otra forma están establecidos en el plexo del orden social jurídico o bien lo que podrimos traducir en las enseñanzas del maestro Jesucristo que dijo “amaos los unos a los otros” o bien aplicar las reglas de oro, que si la primera o la segunda premisa se hicieran, no tuviéramos tantos problemas de inseguridad por habernos alejado de los principios más básicos orientados en los valores sociales y espirituales, de tal suerte que es momento de recobrarlos y dejar atrás esas entropías sociales que nos aquejan y lastiman.
*Amante de la música, la lectura y el deporte.
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.