Hablemos de seguridad… y algo más | Dimensión objetiva y subjetiva de la inseguridad

Hablemos de seguridad… y algo más | Dimensión objetiva y subjetiva de la inseguridad

 “La violencia es un fenómeno social que desencadena problemas personales y sociales…”

 

Diego Varela de León*

Sin duda el tema de la violencia tiene efectos negativos en las personas y en por ende en la misma sociedad y habrá que hacer conciencia de que todos los rostros y manifestaciones de la violencia son asunto de interés público, y como tal todas y todos lo tenemos de atender pues generan efectos que escalan de lo personal a lo social e influyen en distintos ámbitos de nuestra cotidianidad.

La violencia es un fenómeno social que desencadena problemas personales y sociales que en principio de cuentas tienen que ser entendidos y sobre todo atendidos a través de políticas criminológicas adecuadas que operen desde distintos frentes, considerando a la prevención social como un planteamiento de que la violencia y no sólo el delito deberán ser ejes de atención estratégica, ya que son elementos torales para la transformación de la violencia.

La seguridad ciudadana nos orienta que la inseguridad tiene una dimensión objetiva y una subjetiva. Donde la primera, alude a hechos delictivos y violentos que efectivamente suceden y que influyen en la sensación de inseguridad que experimentan las personas que han sido víctimas o que han atestiguado hechos delictivos o violentos. Y en la segunda dimensión se refiere al temor a ser víctima de un delito. Y técnicamente esta es la descripción de las famosas encuestas de percepción ciudadana, ya que esta dimensión se compone por la interpretación que se realiza en función de varios factores, por ejemplo en el conocimiento directo o por diferentes medios de comunicación que tienen las personas de hechos delictivos o violentos que le suceden a personas o grupos que tienen características comunes, a quién se entera de una noticia de esta naturaleza, o bien, la valoración de la respuesta esperada a casos de violencia además de la sobredimensión cuando se tergiversa (la corrupción e impunidad incrementan el temor a la violencia y la delincuencia).

Según Lucia Dammert Guardia, quien es socióloga, escritora y universitaria peruana nacionalizada chilena plantea que “la inseguridad no siempre se explica por el hecho de haber sido víctima de un delito, sino que adquiere significado en virtud de una diversidad de factores que van desde las características del espacio físico hasta códigos culturales que justifican expresiones de violencia y delito. La autora nos señala que, en las encuestas de victimización, las mujeres suelen manifestar más temor a ser víctimas de un delito que los hombres; no obstante que ellas registran menores niveles de victimización en algunos delitos. Es por lo anterior, que el número de delitos ocurridos no es un indicador suficiente para medir y caracterizar la inseguridad”.

Igualmente nos cita la autora que “Detrás del temor al delito hay elementos que deben ser considerados, aunque tienden a ser invisibilizados. La vulnerabilidad frente a las agresiones sexuales, ante las cuales la probabilidad de las mujeres de ser víctimas es por lo menos diez veces mayor que la de los hombres, así como la vulnerabilidad frente a sus parejas son dos elementos que deben ser tomados en cuenta a la hora de definir la percepción del riesgo de ser víctima de una agresión”.

De tal suerte que la violencia y el delito no siempre se relacionan con la inseguridad de manera lineal o como causa efecto, sino que existen una serie de factores que aumentan la percepción de inseguridad bajo determinadas circunstancias. Ya que la percepción de inseguridad puede estar relacionada con aspectos ambientales, como son las calles oscuras y lugares abandonados o descuidados que no tienen relación directa con la manifestación de violencia y delincuencia. De ahí la imperiosa necesidad de que sociedad e instituciones colaboren de forma coordinada para incrementar la seguridad ciudadana, pues sin duda, ni temor a la equivocación, la violencia e inseguridad son consideradas una amenaza a la seguridad ciudadana, pues ninguna persona que sea víctima o testigo de la violencia puede estar y sentirse segura, así como un ambiente violento tampoco puede proporcionar seguridad y bienestar. Igualmente, la violencia y la inseguridad inhiben el desarrollo económico y social de las personas, y de las familias en general. Por lo tanto, la mejor forma de fortalecer la seguridad ciudadana es prevenir la violencia en sus múltiples manifestaciones, obviamente como lo hemos asentado una y otra vez, esa tarea es de todas y todos como sociedad desde el núcleo principal de esta como lo es la familia y no solo de las instituciones.


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