El espectador | La imposibilidad del amor
“Extremo narcisista“
Alex Bravo*
Para Byung-Chul Han, la supervivencia del EROS, está amenazada por el dominio social y de la nación. Lo que perjudica y amenaza también, la desaparición, del otro, de la fantasía y del amor. Por cierto, justo ayer se celebró el día del amor y la amistad, un día en que socialmente se nos recuerda que, si no te luces con el mejor regalo o detalle y si no posteas tu amor en redes sociales, entonces; no es un amor verdadero.
¿Con todos los lineamientos sociales y superficiales, para llevar y tener una relación de pareja, es imposible el amor? Se pregunta este filósofo. A lo que responde, que habría de ponerse en duda, la viabilidad del amor. Después de todo, como lo resalta el 14 de febrero, parece que el amor a otros, está condicionado, comprado y tiene que ser ganado. El amor, ya no es algo exclusivo de quien está enamorado. El amor, ahora debe pertenecer al dominio público. Lo que antes era íntimo, ahora dejo de serlo.
Por consiguiente, la búsqueda de un ideal de amor, hace que sean limitadas la elección de otro. No se puede relacionar uno con cualquier otro, sino que ese otro, debe cumplir con ciertos criterios y características para poder considerarlo. Lo que convierte el amor, en un alto ideal, una continua exigencia, y a la larga, puede llevar a un cuestionamiento sobre lo que se quiere en la relación.
Cuando las expectativas y el ideal de otro, son continuas y repetitivas en el pensamiento, puede llevar a un desgaste de la idea que se tiene sobre otro. De tal forma que toda tiende a resumirse, en uno mismo, dando como resultado, un Extremo Narcisista. Y como consecuencia, el otro se erosiona y poco a poco, va desapareciendo.
Para Byung-Chul Han, el resultado es habitar en un infierno de lo igual, y en ese lugar, el otro no tiene espacio, porque la idea que el otro tiene sobre el amor, domina hasta dejarlo sometido y, por lo tanto, termina complaciendo, disponiendo y cediendo. En psicología a este comportamiento se le conoce como un patrón repetitivo, es decir, aunque se tenga una pareja diferente, sus características deben ser similares.
Ahora bien, llego a escuchar quien pone de ejemplo la relación que solían tener los abuelos y cómo es que ellos duraron tantos años y no son como las relaciones de hoy en día, cortas y efímeras. Pero en su época, predominaba el principio del deber. Por lo que, si una mujer sufría de abusos e infidelidad por parte de su pareja, se quedaba, porque sentía que tenía el “deber” de quedarse. Se tenía que aguantar, porque hay distintos factores externos que terminan dominado, indicando, que se debe de quedar. Pero hoy vivimos un tiempo distinto, y por lo tanto alguien, puede poner un límite, cambiando la lógica del deber, por la del poder. El “yo debo quedarme y aguantar”, es hoy reemplazado por el “yo puedo, porque quiero”. Lo que se ve reflejado, según Han, en una sociedad de rendimiento. EL “yo puedo, porque quiero hacerlo”, hace emprender en uno mismo querer dar lo mejor de sí en una relación, sin importar si es o no correspondido. Llevando a varios intentos y continuas repeticiones de hacerlo, porque puede y quiere.
Como resultado, uno mismo cae en un agotamiento continuo, terminando en un cansancio crónico. Este cansancio, es el resultado, por la búsqueda y el cumplimiento de un ideal que se tiene que ser como pareja o se debe ser su pareja. Y cómo tal, el amor, no es posible.
*F.H.E.