El espectador | “Etnoporno”
“Dominación y Humillación”
Alex Bravo*
Al sur del país opera un grupo criminal conformado por indígenas y que maniobra como una organización que se dedica a la explotación sexual de mujeres tzotziles. Mujeres a quienes se les graba en videos, que después se usan para vender y comerciar Etnoporno, un término que se emplea para distinguir su contenido pornográfico de mujeres indígenas, particularmente, de menores de edad.
¿Cómo es qué ocurre esto? el medio, es ofrecerles el consumo de drogas como el cristal, una sustancia que con poco tiempo, puede generar drogodependencia. Situación que aprovecha el grupo delictivo, ya que, a cambio de que ellas puedan seguir consumiendo dicha sustancia, las convencen de dejarse tener relaciones sexuales y ser grabadas. Más su contenido, es muy implícito, refleja un contenido sexual de dominación y humillación.
Dominación; por ser una mujer y humillación; por ser una mujer indígena. Contenido que, por cierto, es consumido y comprado por personas de comunidades cercanas, teniendo una base social para su contenido y comercio. Lo cual es decepcionante, porque si estos actos están siendo tendencia, es porque hay personas que disfrutan lo que encuentran.
Con lo compartido, se atraviesan tantos factores que me es imposible plasmarlos en tan breve espacio. Y es que, la única que se me viene al pensamiento, es la gran Filósofa, Simone de Beauvoir. Para esta gran pensadora, toda esta situación viene pre-significada. Y esto es, porque el hecho de ser mujer, es habitar en un mundo de situaciones determinadas para las mujeres.
Para ella, estas pre-significaciones, existen antes de que una mujer nace. Y esas mismas pre-significaciones establecen lo que es ser mujer. Naces en una comunidad machista y en ese lugar, bajo la costumbre, se le dará un rol social, representativo para el uso del hombre. Esto es lo que impone su filosofía al repensar la situación de la mujer, especialmente la relación que existe con las interpretaciones culturales. Ahí, ella introduce el concepto de sumisión. Ser mujer, es nacer sumida en un mundo interpretado por los hombres.
Ahora, al pensar en la violencia del poder que ejercen estos grupos delictivos. Debe prestarse atención a la jerarquía entre hombre y mujer que existe en esas comunidades. Pero más atención, en cómo es que estas jóvenes aceptan ser sometidas para la difusión de este contenido. Ya sea con amenazas, por la drogodependencia, por abstinencia o por miedo, terminan aceptando ser sometidas por estos grupos.
No podemos solo ver a los que ejercen esa violencia, a su vez, no se puede ignorar lo que hace que esas personas acepten para que se ejerza sobre de ellas estos abusos, y es que muchas de estas mujeres, junto con su comunidad, ya han sido antes expulsadas, rechazadas, desplazadas y aisladas por elegir una FE diferente a la región. Creando un olvido en toda esa zona de su existencia, convirtiéndose en las más vulnerables. Situación que sabe aprovechar este grupo criminal es ofrecerles el consumo de cristal para olvidar todo lo que sea que estén sintiendo. Ese grupo indígena, ya ha sido olvidado antes por el mismo sistema político y social de nuestro país.
Por consiguiente, cuando se elige a un gobernante, salimos a las urnas y ejercemos el voto libre de elegir a quien ocupará un cargo. No hay violencia, porque se consiente con un papel democrático. Más cuando llegan hombres armados, y obligan a otros a hacer algo por medio del sometimiento, se está ejerciendo ya una violencia. Cuando se lee a esta gran filósofa, se cuestiona esta diferencia. Y no puede dejar de consultarse, no solo por lo que está pasando en esa zona de nuestro país, sino que ocurre en cualquier otro lugar. Sumando a la significación social que se le da al cuerpo de una mujer, en este caso, al de una mujer indígena.
*F.H.E.