El caminante errante | Teodoro
Conoce las historias de La tiendita de don Fede en el pueblo Santa Rosa de los Ríos, una serie de cuentos cortos que nos presenta Sergio Ríos Sandoval.
La Tiendita de “Don Fede” en el pueblo, Santa Rosa de los Ríos
“…don Fede, cómo son las cosas, allá no me prestaron los burros que dizque porque no me conocen y aquí tampoco que dizque porque me conocen. Bonita jodedera…”
Sergio Ríos Sandoval
-Buenas tardes te dé Dios, Fede.
-Buenas tardes, don Teodoro. ¿Qué le vamos a dar?
-Dame unos bolillones grandes, que traigo mucha hambre.
-¿Qué les va a poner a los bolillos?
-Pos una mordidonas, ya te dije que traigo mucha hambre. Oye, Fede, la gente cómo me cae mal. Tú no: tú me caes algo bien.
-¿Por qué dice eso, don Teodoro?
-Pos nadien hace ya favores. Hace ya chico rato fui con Eleuterio, a ver si me prestaba sus burros pa hacer un trabajo; yo iba con toda la ilusión. Ese Eleuterio yo lo tenía de muy buena fe, pos todos me hablaban muy bien de él, decían que era jalador, y pos no me presto los burros. Yo cerré el pico, no quería salir mal y me fui de allí. Después me dijeron que en el rancho de los Sandovales vivía don Zeferino, decían que ese sí me iba a prestar los burros, y en una de esas hasta un macho. Pos, total, que fui, caminé mucho rato y, lo malo, que se me ocurrió irme a una hora no muy buena: el sol pegaba re fuerte. Y pa acabarla ni agua traía. Después de un ratote, llegué y por la de buenas que ahí se encontraba dándole de comer a sus caballos Zeferino, yo le hablé al tiro, al grano. Le dije que me habían dicho que él era buena persona y que ayudaba a los jodidos como yo, le pregunté si me podía prestar un par de burritos pa un jale que traiba.
No me prestó nada el viejo méndigo. Me fui encabritado, hasta la sed se me quitó y me regresé echando madres. Fíjate, Fede, cómo son las cosas: allá no me prestaron los burros que dizque porque no me conocen y aquí tampoco que dizque porque me conocen. Bonita jodedera.
Con cada uno de estos dos me emocioné antes de ir a buscarlos, estos están, como decía mi tata: "tan bonita que es la vida, y pensar que nos vamos a morir. Nomás nos la enseñaron pa enamorarnos de ella y después, cuando le vas agarrando sabor, ¡tómala!, a la tumba."
-¿Pos de qué lo conocen o por qué dicen eso?
-Anda una habladuría que dice que estoy loco, que porque digo cosas sin sentido, sin razón…
¡Si supieran!, pero ahora no sabrán.
-¿Si supieran qué?
-Si supieran pa que quería los burros.
-¿Y pa que los quería? Ya me tiene a mí también con la intriga.
-¿Pos pa que iba a ser, señor? Pa sacar a la Santa Patrona Santa Rosa de los Ríos, sacarla en la carreta y pa que viera como está el pueblo, que viera con sus propios ojos de ella como están las cosas y no haga caso a esas viejas ladinas que van y le dicen que todo está muy bonito. Yo le digo todos los jueves que voy cómo están las cosas por aquí, pero a mí no me cree, por eso la quiero llevar. Segurito que si la saco a casi todos nos iría mejor, porque ya lo vido usted: nomás la sacan cuando todo está muy arregladito, cuando hay mucha comida y cuetes, cuando las gentes se visten bien. Luego la refunden en el templo y ya nada de sacarla, no se da cuenta de nada. Por eso la quiero sacar ahorita, ahorita que las cosas están como están pa que se dé cuenta de los hipócritas. Si no consigo en qué sacar a la Santa Patrona, me dejo de llamar como me llamo. Si no, de perdis saco a dar una vuelta al alcaide, aquí también me he enterado que a él si le cree.
-Pos sí que tiene sentido su misión.
-Así que pronto andaré por los caminos, Fede. ¡Qué buen bolillote me eché! Dios te lo pague y nos estamos mirando.