Dialéctica moral | Sacando cuentas
“Sacando cuentas, entonces, si se trató de victorias o derrotas políticas, ¿quién ganó y quién perdió? Los datos duros exponen, que la estrategia de López Obrador fue de ganar perdiendo, y eso le impulsó otro brío en la aceptación popular”.
Pedro Esparza*
Transcurrido ya el mes de abril, podemos recopilar y hacer una síntesis de la agenda pública y política nacional que aconteció y que evidentemente es de resaltar.
La revocación de mandato. Por primera vez se instruye en el sistema mexicano democrático, aunque lejos de llegar al 40 por ciento requerido para ser vinculante, fue un ejercicio que sienta precedentes importantes. 15 millones de votos para la ratificación del presidente López Obrador, que cabe decir, obtuvo más votos que Ricardo Anaya o José Antonio Meade en 2018. Es preciso aclarar, que se instalaron un tercio de las casillas que en una elección ordinaria. Y que el bloque de oposición llamó a no participar por carecer de la fuerza para poder ganar esta consulta.
Vino después la discusión y votación de la Reforma Eléctrica en San Lázaro, tratando de corregir el camino de la Reforma Energética de EPN —qué, por cierto, ¿usted ya notó los beneficios?—, dónde no le alcanzó a Morena y aliados para sacar la mayoría calificada. Siendo un debate de bajo nivel el presentado por los que se oponían, sin sustentos técnicos y con su argumentación política redundante y aburrida como de costumbre. Así se desarrolló la jornada y al final del día, cantaban victoria con alegría y júbilo, diciendo que le habían propinado la primera derrota al presidente, que habían ganado y con ello ganaba México.
Aunque las sonrisas no duraron mucho, cuando al día siguiente se aprobó primero en la Cámara de Diputados y después en el Senado, la Reforma a la Ley Minera, la cual no requería la mayoría calificada. Se trata de la nacionalización del Litio, este importante mineral que quedará en las manos del Estado para beneficio de las y los mexicanos. A esta discusión, en la cámara baja, la oposición no se presentó, quién sabe por qué.
El análisis de esos días se centró en enfatizar la falta de operación política del presidente y su partido para obtener los votos necesarios para la Reforma Eléctrica. El análisis de quien esto escribe, es que las cosas son distintas, no son como en el pasado, el cabildeo al mero estilo del PRI más corrupto que compraba votos, o el acuerdo en lo oscurito como el que se confirmó que pretendía Rubén Moreira, sacar la reforma a cambio de la gubernatura para su esposa en Hidalgo, son negociaciones que ya no están al alcance como sí ocurría en el pasado.
Y es que pasaron por alto la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde se declaró constitucional la Ley de la Industria Eléctrica, y con ello el blindaje a la Comisión Federal de Electricidad, que ahora podrá alcanzar hasta entre un 80 y 90% de la producción eléctrica y no un 54 por ciento, como se propuso en la reforma. No podrán tampoco, el sector privado, abusar del autoabasto a costa de la CFE, con lo que el ahorro será de millones de pesos cada año. Se suma también, como otro punto a favor, el permiso de la producción hidroeléctrica de energía, que es la más limpia, y por trabas en la Ley anterior, la CFE no tenía autorización de generar, beneficiando a las empresas privadas.
Sacando cuentas, entonces, si se trató de victorias o derrotas políticas, ¿quién ganó y quién perdió? Los datos duros exponen, que la estrategia de López Obrador fue de ganar perdiendo, y eso le impulsó otro brío en la aceptación popular.
*Analista político / paec19@gmail.com
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