Charlas con un abogado | El abogado del futuro
“Los que niegan libertad a otros, no se la merecen para ellos mismos”.
Abraham Lincoln
Miguel Darío del Real Campos*
Hace poco decidí volver a escribir; desde hace algún tiempo, por circuntancias de carácter personal, así como laboral, me he inmiscuido mucho en la reflexión profunda de nuestro actuar vocacional, por ello estaré escribiendo algunos artículos que espero y sirvan para dotar de conocimiento básico a nuestros lectores.
Actualmente nos encontramos en una época idónea para ejercer la abogacía, recordemos que la concepción del “abogado litigante” proviene del latín “ad-vocatus”, que significa “llamado de auxilio”; vivimos en una etapa en la cual hay muchas reformas, lagunas legales, injusticias por doquier, mil criterios jurisdiccionales, reglas inconclusas y falsas interpretaciones.
La pandemia ha causado muchos daños; desafortunadamente, algunos irreversibles, como la muerte de seres queridos, y tambien muchos de carácter económico, así que muchos de nosotros nos vimos inmiscuidos en problemas de temática legal, como el incumplimiento , ya sea de carácter civil o mercantil, derivado de juicios en diferentes ramas jurídicas, lo cual nos llevó a los Tribunales para esclarecer esas situaciones.
La inflación y los graves tiempos que vivimos por la inseguridad en nuestro país ha dejado nuevos precedentes en la tasa de comisión de delitos y, dicho sea de paso, ha creado dudas en el método adquirido en nuestro México para la reinserción social.
El andar junto a mis padres, que son licenciados en Derecho por profesión, pero litigantes por convicción, me ha permitido identificar los principales problemas en la impartición y administración de justicia, me he cuestionado la operatividad de nuestros órganos de justicia, por la selección de sus integrantes, las decisiones que se llevan a cabo en esas salas, así como el actuar de algunos funcionarios de justicia, pero, luego observo fijamente el desgaste social que viene arraigado por generaciones; la corrupción tan vasta y la ambición de la que hemos sido parte, las mentiras que hemos consumido durante años, para llegar a la conclusión de que somos seres humanos, con libre albeldrío, carentes de muchas cosas, pero dotados de justicia desde el principio de los tiempos, pero, ¿en qué momento perdimos el camino?
¿Cuándo separamos lo justo de la justicia? ¿porqué lo hicimos?
Aunque suene muy idealista, no puedo dejar de visualizar un actuar diferente, casi perfecto, como si fuera una máquina perfectamente engrasada y engranada, lista para operar y actuar.
Por lo tanto, me permito compartir mi sentir en el actuar del abogado litigante en nuestro tiempo:
El abogado del presente debe ser previsor, debe estar anticipado a la comisión de delitos, debe proponer políticas públicas, debe dar discursos ante la sociedad civil, debe ser ético en su actuar y pensar, debe ser claridoso al decir la verdad, debe anteponerse a los intereses contrarios a sus principios y valores, debe seguir capacitándose, actualizándose, estudiar y compartir lo aprendido a sus colegas cercanos, debe ser protagonista en su comunidad, debe ser negociador, no siempre labrar la suerte de su representado en juicios, debe trabajar y cobrar conforme a derecho, debe regalar sus servicios a los más necesitados; debe ser, pues, el abogado un pilar en la sociedad.
Se necesitan más abogados afuera de los Tribunales que dentro de ellos.
Me despido mandando un saludo grande a mis amados padres quienes, cabe destacar, son colegas, a los amigos compañeros de profesión y a los litigantes desconocidos del día a día que cruzamos miradas y saludos en los órganos de justicia.
Comprometamos a nuestro rubro a servir.
Saludos.
*Mtro. en Derecho Fiscal
Especialista en Derecho Laboral
Doctorante en Derecho Constitucional, Amparo y Penal.
Socio del Despacho Jurídico Del Real & Asociados.
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.