Autonomía económica de las mujeres | Sororidad: La Fuerza de Estar Juntas
“Este 8M, llevemos la sororidad más allá de las palabras y hagámosla visible”
María del Carmen Salinas Flores*
La sororidad es una de las herramientas más poderosas que tenemos las mujeres para enfrentar un mundo que nos ha impuesto barreras, desigualdades y violencias. No es solo una palabra bonita ni un gesto de amistad; es una postura política, un compromiso real de apoyo mutuo y de construcción colectiva. Significa reconocer que, aunque nuestras experiencias pueden ser distintas, compartimos luchas que nos afectan a todas de diferentes maneras y que solo juntas podemos derribar las estructuras que nos oprimen.
Desde pequeñas, se nos ha enseñado a competir entre nosotras: por la mejor apariencia, por la aceptación de los demás, por un espacio en la mesa donde rara vez se nos ha dado voz. Nos han hecho creer que el éxito de una mujer es una amenaza para otra, cuando en realidad, el avance de una puede abrir puertas para muchas más. La sororidad rompe con esa lógica impuesta y nos invita a cambiar la narrativa. Nos recuerda que nuestra fuerza no está en la rivalidad, sino en la unión.
¿Por qué es importante la sororidad? Porque las mujeres seguimos enfrentando múltiples desigualdades. La brecha salarial sigue existiendo, la violencia de género sigue cobrando vidas, el acceso a oportunidades sigue siendo limitado en muchos espacios, y las dobles y triples jornadas de trabajo recaen mayoritariamente sobre nosotras. Ante esta realidad, apoyarnos entre mujeres no es solo un gesto de empatía, sino una necesidad para resistir y transformar el mundo en el que vivimos.
Ser sororas significa acompañarnos sin juzgarnos, sostenernos en momentos difíciles, celebrar los logros de otras mujeres sin envidia ni competencia, y sobre todo, alzar la voz cuando una de nosotras es silenciada. Es el reconocimiento de que, aunque nuestras luchas no sean idénticas, todas merecemos igualdad de derechos y oportunidades. La sororidad se ve cuando nos avisamos si estamos en peligro en la calle, cuando compartimos oportunidades de trabajo, cuando nos apoyamos en espacios donde nuestra voz ha sido minimizada, cuando nos creemos y nos respaldamos.
Este 8M, llevemos la sororidad más allá de las palabras y hagámosla visible. Una forma sencilla de mostrar nuestro compromiso es usando una dona morada en la muñeca, un pequeño símbolo que nos recuerde que no estamos solas, que nos cuidamos entre nosotras y que seguimos en la lucha por la igualdad. Que cada lazo morado sea un recordatorio de que juntas somos más fuertes y que solo con sororidad lograremos un mundo más justo para todas.
*M.F.