Andar las vías | Un señor café
“El café también es tentación para quienes tienen la costumbre de saborearlo cada mañana…”
Luna Morena
Si de bebidas se trata, el café es el preferido de la mayoría de las personas, más cuando hace frío, o cuando después de llover aparece un viento ligero y un clima fresco. En ese clima, es cuando podemos ver, más número de personas ocupando los establecimientos donde se vende café, té o atole calientito para mitigar un poco la potencia del frío.
La temporada de invierno, es esperada por quienes comercian café, atole, tamales, tortillas de harina, buñuelos, u otro antojito que se pueda acompañar con café. Quienes venden este producto, muy temprano hacen su preparación, para que su olor atraiga a todo público, ya sea, los que andan congelados por las calles, los que han salido de trabajar, o los que a esa hora se dirigen a desempeñar sus actividades. Época que no les cae bien a quienes venden productos congelados, o fabricados con hielo; llámese paletas, helados, aguas frescas, postres congelados, golosinas frías, té helado y frutas. Si acaso hicieran alguna venta, es por los antojados que procuran esta mercancía para calmar la tentación.
El café también es tentación para quienes tienen la costumbre de saborearlo cada mañana, o en la hora que se les antoja. Si por algún motivo no pudieran degustar su cafecito, como que se sienten incompletos, aflojerados y sin fuerzas para hacer su trabajo. Verdadero o no, quienes tienen este hábito, sienten la necesidad de consumirlo, para estar con la energía suficiente, para poder hacer sus actividades de todos los días.
Si por pura casualidad nos encontramos con un grupo de fieles, tomando el cafecito de una forma deliciosa y acompañándolo con cualquier postre, claro que se nos antoja; por eso sin pensarlo nos acercamos a pedir lo mismo; por lo que los dueños de estos negocios, siempre procuran poner mesas al exterior del local, ahí donde la gente hace su transitar cotidiano y aunque no quieran, tienen que pasar por ese lugar. Entonces aunque no quieran; tan solo por el aroma de esa bebida, por el aroma que esparce el café; procedente de las ollas colocadas sobre el fuego, se quedan a deleitar la barriga, justo donde el antojo llegó para quedarse y como lo complacen, pues no se va.
De tanto consumir esta delicia, identificamos el de nuestro gusto, el de nuestra preferencia, el que para nosotros es el más riquísimo. También por nuestra fiel asistencia, los dueños de estos comercios sabiendo nuestros gustos, procuran que nunca falten, porque vale mucho que los clientes encuentren lo que piden, para que no se vayan con la competencia, que en estos tiempos la presencia de estos establecimientos con este producto tan de moda, van aumentando cada día.
Soy fan del café traído de la Huasteca Hidalgo. Lo saboreo con panecillos o itacates que hacen las mujeres de allá. Es un café puro, natural, sin nada de conservadores y sin haber sido estropeado, ni en el corte de sus semillas, ni cuando fue puesto a secar.
Desde molerlo hasta cocinarlo, las mujeres bellas de esa Huasteca tan bonita, tienen el cuidado de cortarlo sin maltratar su cubierta, ni su forma. Por eso procuran que en su primer encuentro, se cuide bien la manera de maniobrarlo. Lo mismo hacen al momento de extenderlo, porque su secado es necesario que sea parejo, igual que su moledura; que debe quedar uniforme e invariable, sobre la cantidad de granos cafeteros, que hayan decidido triturar. Cuando ha sido revisado y no queda ninguna cáscara, o ninguna ramita; empiezan a envasarlo para su venta. Los compradores, sabiendo la calidad del producto, la delicia de su sabor y con su esencia sin rivalidad, se saben dar cuenta que adquieren un gran café, café, por eso hacen su compra, con la puntualidad de un eclipse.
*Escritora, poeta y promotora y difusora de la cultura. Soy tres estuches de monerías y casi un montón de cosas.
**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.