Andar las vías | Un manipulador inteligente no necesita conocimientos superiores

Andar las vías | Un manipulador inteligente no necesita conocimientos superiores

“El ser lambiscón o manipulador, no debe tener el mismo valor que una persona preparada”

 

LUNA MORENA*

Cuando no se nos da andar de lambiscones, nuestros jefes que en sus negocios trabajan siguiendo esta cultura, simplemente pasan cerca de nosotros sin voltear a vernos,a pesar de saber la calidad que ponemos en el trabajo que se nos ha encomendado y el gusto al  estarlo realizando lo hacemos porque necesitamos el trabajo y para que se nos tome en cuenta, cuando haya el ascenso o el premio en efectivo  al que todos aspiramos.

El estar tan enfocados en nuestras actividades no nos permite disponer de un tiempo  que pudiéramos usar para  practicar la “lambisconería” que nos haga quedar bien con nuestros patrones. Desgraciadamente esto se da mucho en los diversos lugares de trabajo. Llámese tiendas comerciales, oficinas  del servicio  administrativo, o del  dominio privado, planteles educativos,  lugares de diversión, etc.

Pareciera que vale más el que anda de servil y de lamebotas, sirviendo sin contradecir nada de lo que el superior le ordene realizar; porque al poco tiempo lo vemos ocupando un cargo notable, sin haber hecho un examen, sin haber concursado y sin haber trabajado los años que se dicen para ver si uno merece ser promovido.

Mientras no nos guste conseguirlo de esa manera, sabemos que nuestra forma de hacer  cada una de las tareas encomendadas, nunca nos llevarán al sitio que pretendemos. No importa que nos quedemos tiempo extra, no importa que con nuestro dinero compremos la herramienta que a veces falta, tampoco que lleguemos antes que  todos… lo importante aquí, es esperar al principal con el vocablo de ese día y uno que otro regalito de su preferencia; que haga juego con su estatura, personalidad  y distinción.

Aclarando; no en todas los sitios de trabajo ocurren estas cosas, por lo menos no lo sabemos; pero conocemos  dos lugares donde  los encargados  se  llevan  pero  bien, bien, con los lambiscones, esos que apenas les truenas los dedos, o les hechas el chiflido entrenador y  aparecen donde son requeridos;  poniéndose a las órdenes del jefecito sin ningún pero, sin nada de contrariedades; porque los deseos del jefecito son las órdenes principales de lo que ese día  y  los  siguientes se debe de hacer.  

Así vemos a estos personajes casi barriendo el suelo donde pasará el superior; luego  limpiando la silla donde se sentará,  también cubriéndolo del sol  con la sombrita de sus manos, limpiando el sudor con las mangas de sus camisas; llevándole café si hace frío,  agua fresca por si el calor aumenta; limpiando la tierra  acumulada sobre los zapatos, alineando la corbata y el saco con sus hombros.

Así los vemos todos los días siguiendo este trajinar alineado por quien manda; después aceptado por los mandaderos y generando un desacuerdo general, entre  aquéllos que en verdad nos la pasamos realizando las actividades encargadas, desde el primer día de  haber ingresado. Trabajadores que con tristeza vemos que nuestro afán, nuestra  responsabilidad, nuestra aplicación, nuestro rendimiento y nuestros estudios, nunca serán  una garantía valiosa, ni atractiva, para llenar las expectativas de quienes hacen los acomodos necesarios.

Muchas veces por causa de esta cultura, que en el trabajo tiene un importante valor, optamos por retirarnos de ahí. El ser lambiscón o manipulador, no debe tener el mismo valor que una persona preparada, bueno, eso lo decimos quienes no estamos ni aceptamos esa cultura  tan insulsa.

Existen empresas, donde los responsables le dan más valor a este comportamiento y van rezagando a todos aquéllos que pasaron años en algún plantel de estudios superiores, hasta obtener el anhelado premio. Un premio que nunca será tomado en cuenta por quienes apuestan por el instigador y por el lamebotas. Condición que nunca será bien vista ni aceptada por el conocimiento.        

 

  *Escritora, poeta y promotora y difusora de la cultura. Soy tres estuches de monerías y casi un montón de cosas. 

 

*Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darlas a conocer a sus lectores.

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