Andar las vías | Los duendes que nos espían desde su mundo

Andar las vías | Los duendes que nos espían desde su mundo

Andar las vías

 

Los duendes que nos espían desde su mundo

 

“Los enanitos tienen sus horarios de hacerse presentes con la puntualidad de un eclipse”

 

LUNA MORENA*

Varias veces hemos leído cuentos infantiles donde se destacan unos personajes llamados duendes, los cuales son presentados con un sombrero a la ancha y pico prolongado hacia arriba. Ellos calzan unos botines, o mayas con elástico en la cintura. La camisa normalmente es de color café, atada de la cintura, con una cinta de otro color. Su aspecto no es nada agradable para nosotros los adultos, pero para los niños estos personajes bajitos son una divinidad y disfrutan de mirarlos ya sea en el cuento que leen o en la película favorita.

Por su aspecto digamos que nada agradable, nosotros los grandes, ni siquiera volveríamos a verlos, tal vez hasta nos la pasaríamos criticando al ocurrente, que tuvo tan mala idea, de crear protagonistas tan feítos. Y con esa idea ocupando nuestra mente, pensamos en el susto de nuestros niños al estar frente a estos enanos flacos y perdidos de la belleza encantadora.

Cosa que para nada ocurre entre el mundo infantil. Ellos muchas de las veces, atienden la historia que se desarrolla entre las letras de la narración del cuento; tanto que podemos verlos conmovidos, entristecidos y con los ojos cansados.

Así nuestros pequeños, demostrando la calidad de sus sentimientos, de su comprensión lectora, de su entendimiento real.

Esto es al presenciar el estreno de una película, o al leer un libro que despierte sus sentimientos. ¿Pero qué sucede cuando los duendes son reales y se pueden ver tal y como los hemos visto en dibujos?

Personalmente, si llegara a verlos vivitos y caminando, me echaría a correr tan rápido como mis pies pudieran y por nada del mundo voltearía hacía atrás para verlos mejor. Nomás de pensar en que eso ocurriera, me llega el insomnio cuate, ese que no hay número de borregas que en su conteo, morfeo pueda hacerse presente.

Lo bueno y lo mejor, es que no tengo el don para poder ver lo que para otros muchos es su facilidad. Por más que abría mis ojos nunca pude ver los duendes que los niños de aquella casa veían con facilidad.

Esa tarde-noche, fuimos a comprar tamales. La señora de la casa, se disponía a sacar el carro de la cochera para instalar su vendimia y que los clientes estuvieran más cómodos. De pronto sus dos niños le gritaron: ¡Detén el carro mamá, unos niñitos están jugando en la cochera y los puedes lastimar! La señora descendió del vehículo y buscó por todos lados mientras decía a sus hijos que no había nadie.

Sus niños señalaban el sitio donde estaban ubicados, diciéndole a su mamá que eran duendes y que se entretenían brincando tomados de las manos.

¡Mira mamá, juegan contentos todos se parecen!

La señora como no veía a nadie, ni yo tampoco, le pidió a sus hijos que les dijeran que si podían hacerse un poquito a un lado mientras sacaba el carro para poder vender sus tamales.

Los niños dejaron el automóvil y se acercaron donde ellos veían a los enanos y con sus manos les pidieron que se acomodaran a un lado del portón. Pocos minutos estuvieron dando estás indicaciones y cuando estuvieron a salvo, le dijeron a su asombrada mamá: ya puedes acomodar todo para empezar las ventas.

Sin creer en las visiones de sus críos, fue acomodando sus utensilios como todos los días, mirando a sus pequeños que de pronto volteaban a saludar a los duendes feítos y todos parecidos como si fueran uno solo viviendo en Zacatecas con la señora que vende tamales.

No son los únicos que pueden ver a estos personajes, conozco otras personas que cuentan con esa habilidad.

Comentando que los enanitos tienen sus horarios de hacerse presentes con la puntualidad de un eclipse, pero lo que no han podido saber es que si toda su ropa es igual, porque siempre traen la misma; eso sí, su pulcritud con la que se hacen presentes, es de una pieza; pero eso no les cambia su fachada nada bella, ni su pequeña estructura, luciendo unos ojos pillos de un color nunca visto.

 

*Escritora, poeta y promotora y difusora de la cultura. Soy tres estuches de monerías y casi un montón de cosas.

 

*LAS OPINIONES PLASMADAS EN LAS COLABORACIONES SON RESPONSABILIDAD DE CADA AUTOR, ASÍ COMO SU ESTILO DE ESCRITURA. ECODIARIO ZACATECAS SÓLO ES UNA PLATAFORMA DIGITAL PARA DARLAS A CONOCER A SUS LECTORES.

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