Andar las vías | Jesús García Corona, el Héroe de Nacozari

Andar las vías | Jesús García Corona, el Héroe de Nacozari

“Cada 7 de noviembre, día del ferrocarrilero, vemos ofrendas florales en sus monumentos, y no solo se le recuerda de esta manera. Existen calles, avenidas, colonias, escuelas, bibliotecas, salones de fiesta, parques y negocios que en su memoria llevan el nombre de: Héroe de Nacozari”


Luna Morena*

¿Será suficiente una corona de flores colocada sobre el nombre de aquél personaje que ofreciera su vida por salvar de una muerte segura a un pueblo llamado Nacozari? Este joven de más de 20 años a pesar de saber el final que le esperaba, nunca dudó en ponerse al frente de aquél tren cargado con dinamita pura, que había empezado a encenderse cuando iba por una cuesta que justo quedaba en dirección a la población que refiero. 

Nadie lo hizo desistir de lo que se había propuesto hacer sobre la máquina 501. El joven maquinista tenía claro que con su espontaneidad y valentía, salvaría a mucha gente, de sucumbir bajo una gigantesca explosión de dinamita madera y fierros fragmentados. 

Jesús García Corona sabía que con su acto heroico su historia de vida no sería más y que tal vez con tanta lumbre nada quedaría de su cuerpo, pero aun así, ya tenía su pensamiento bien dirigido y ni siquiera su compañero, el fogonero en turno, pudo convencerlo de abandonar el tren lleno de peligro, de pasividad y de fuego; que al no llevarse bien con la dinamita, su explosión era inevitable, calcinando con las llamas al joven Jesús, al joven Héroe de Nacozari, al grande del ferrocarril. 

Si no me equivoco en este año, se cumple el aniversario número 116 de aquélla tragedia ocurrida un 7 de noviembre de 1907. Ese día no le tocaba conducir al joven García Corona, pero lo tuvo que hacer porque el conductor de la máquina 501 (dice en la letra de la canción) estaba indispuesto y no se sentía con la seguridad suficiente, para cumplir con el recorrido de esa fecha, de la cual nadie presintió que la naturaleza estaba en su contra y justamente sobre aquélla locomotora número 2. (Cuenta la leyenda que era la locomotora número 2, y que le pusieron máquina 501 para que la canción pudiera tener la rima perfecta). 

Todo sucedió por los distraídos cargadores, que sin ver el peligro que esto pudiera provocar, colocaron la gran carga de explosivos sobre los principales vagones del tren, bien cerquita de la locomotora que en ese tiempo se movían por medio del vapor, pero a presión roja. Había que estar cuidando los fogones, para que la presión no disminuyera ni un punto del vapor que necesitaba, para hacer el tránsito acostumbrado sobre las vías de fierro pesado. 

No fue posible andar las vías sosteniendo la misma presión del vapor, por lo que este tendió a disminuir su actividad, notándose por las chispas de lumbre que una tras otra, la máquina empezó a arrojar sin que nadie pudiera evitarlo. Eran tantas las descargas de aquel fuego que se sabía perjudicial; más cuando el viento con su fuerte presencia llegó ayudando a su propagación.

En uno de tantos vuelos, las chispas alcanzaron los vagones donde iba la enorme carga de dinamita, dando principio a un incendio que se agrandaba más con el movimiento de la locomotora, mientras Jesús maniobraba sobre la máquina para desviarla del blanco donde iba a estamparse, de tal manera que probablemente nadie quedaría vivo.

La acción del muchacho no fue bien vista por la gente que estaba en ese sitio y con gritos desesperados le pedían que se bajara porque estaba por suceder un terrible accidente. El solo contestó: “yo pienso muy diferente/yo no quiero ser la causa/de que muera tanta gente”.   

Los testigos presenciales de ese momento quedaron en silencio al ocurrir frente a ellos la gigantesca explosión consumiendo en su totalidad la locomotora, la máquina 501, la que pasó por Sonora/ por eso los garroteros/el que no suspira llora.   

La muerte del Héroe de Nacozari fue instantánea, al ser arrojado fuera de la cabina del tren, junto con los retazos humeantes del motor. No lo consumieron las espesas llamas, como mucho se comentaba, pero ya sin vida fue rematado por las ruedas traseras de la locomotora.

Más de 10 personas fallecieron alcanzadas por las llamas de la explosión, pero fueron muchísimas las que por el heroísmo del joven García pudieron salvarse. Por sus botas de costumbre sus hermanos pudieron identificarlo y con una tristeza inocultable recogieron sus restos para llevarlo a casa con su mamá, quien le había dicho a Jesús antes de partir, que tenía un presentimiento nada agradable lastimando su corazón. 

En homenaje a su proeza, cada 7 de noviembre, día del ferrocarrilero, vemos ofrendas florales en cada uno de sus monumentos y no solo se le recuerda de esta manera. Existen calles, avenidas, colonias, escuelas, bibliotecas, salones de fiesta, parques y negocios que en su memoria llevan el nombre de: Héroe de Nacozari.    

 *Escritora, poeta y promotora y difusora de la cultura. Soy tres estuches de monerías y casi un montón de cosas.  



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