A q u e l a r r e | Hablando de espacios seguros…

A q u e l a r r e | Hablando de espacios seguros…

Cuando una casa, una escuela, una iglesia o una cancha deportiva se convierten en un escenario del crimen…

 

Tanya Ortiz*

 

Los últimos acontecimientos ocurridos en Guadalupe, donde en una cancha deportiva fueron acribillados cinco jóvenes que practicaban deporte, nos vuelven a dejar ese sentimiento de indefensión e impotencia.

Ese sentimiento que ya hemos tenido en otros momentos, cuando han ocurrido hechos violentos en espacios públicos como escuelas o iglesias y ni estos lugares han representado la seguridad que creemos que tiene.

Las escuelas son el templo del saber y donde –se supone- no hay intereses mezquinos en los que la comunidad estudiantil esté involucrada, llámese estudiantes, docentes o cuerpo administrativo; y sin embargo han ocurrido incidentes.

En las iglesias, la gente acude a orar por la paz, a pedir por el eterno descanso de las almas de seres queridos que han fallecido por diversas circunstancias y a agradecer a Dios por los favores recibidos, como el hecho de mantenerse vivos, pero también en estos lugares han ocurrido incidentes de violencia, en los que se han registrado personas heridas o muertas.

El que también ocurra en espacios deportivos no es nuevo: baste recordar aquél video en el que se veía a un hombre acercarse a un jugador y dispararle a quemarropa, en plena cancha y con la multitud alrededor, en hechos ocurridos en Fresnillo, durante un partido de futbol.

Baste recordar a los siete policías asesinados en la Unidad Deportiva de Calera o a otro jugador que pasaba un buen rato practicando futbol en la cancha de la colonia Estrella de Oro, cuyo cuerpo quedó tendido cerca de la portería, a la vista de sus compañeros y sus contrincantes.

O el joven asesinado en Trancoso, también en la Unidad Deportiva, o los cadáveres encontrados en las inmediaciones de éstas.

Hechos como estos no son nuevos, insisto. Por desgracia también ya han ocurrido en estos espacios, donde se supone que la gente está concentrada en su acondicionamiento físico, en una competencia, en un encuentro deportivo que les requiere total desentendimiento de su alrededor más que enfoque en su desempeño físico, es decir, totalmente a merced de los agresores.

Así ha pasado con los homicidios que se han registrado en las canchas deportivas. Así sean parte de la porra o jugadores activos del equipo, haber estado en una cancha deportiva los tenía en la indefensión.

Huelga decir las ocasiones en que grupos armados han irrumpido en viviendas, atacando a sus moradores y llevándose por la fuerza a algunos de ellos o a todos, incluso pese a que han menores en su interior.

Otras, los agresores irrumpen para privarlos de la vida, sin siquiera una oportunidad de huir o al menos ofrecer resistencia.

Es entonces cuando nos preguntamos ¿cuáles son los espacios seguros en donde podemos estar?

No se trata esta reflexión de generar una incertidumbre o angustia adicional a la zozobra que se siente de manera constante ante los hechos de violencia, sino de echar un vistazo a nuestro alrededor y ver que esa inseguridad se extiende, a veces a pasos agigantados, a nuestro alrededor, como la aquella mancha voraz que todo lo que encontraba a su paso se comía.

Así nos quedamos inquietos, de saber que no hay espacio seguro para resguardarse, pero que tenemos que ser valientes, fuertes y aguerridos, y continuar con nuestras actividades cotidianas.

Total, dice el dicho: si te toca, aunque te quites; si no te toca, aunque te pongas…

 

*Politóloga, periodista y abogada. Amante de la lluvia, la música y el petricor

 

**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para dar a conocer a sus lectores.

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