A q u e l a r r e |  El poder de la oración contra el Poder

A q u e l a r r e | El poder de la oración contra el Poder

Estamos ciertos que no solo la fe basta para terminar con el flagelo que representa la violencia. La oración es poderosa, pero se requiere el ejercicio del Poder de la autoridad, para combatir a los grupos criminales que tanto dañan a la sociedad.

Tanya Ortiz*

El atraco que a finales de junio sufrió el obispo de Autlán de Navarro, Rafael Sandoval, en tierras jaliscienses cuando se dirigía a Aguascalientes a oficiar una misa, fortaleció las declaraciones de su homólogo, el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, de que hay retenes de civiles armados en los que varios sacerdotes católicos no solo han sido amedrentados, sino que también los han golpeado y despojado de sus pertenencias.

Ese tipo de delitos los padecen no solo los sacerdotes, sino cualquier ciudadano que requiere viajar y es interceptado en algún punto de las carreteras del país, porque es justo decirlo: ello ocurre no solo en tierras zacatecanas o jaliscienses, sino en cualquier punto de la República.

En Zacatecas, baste recordar el último reporte que dieron varias familias migrantes que ya retornaban a sus lugares de residencia, en Estados Unidos, cuando fueron interceptadas en la carretera a Villa de Cos a Saltillo, y despojadas de sus pertenencias y vehículos, dejándolas tiradas en plena carretera y eso porque la unidad en que ya las llevaban privadas de su libertad, se le descompuso a los maleantes y prefirieron dejarlos.

El propio presidente Andrés Manuel López Obrador negó los hechos y consideró exageradas las declaraciones de los religiosos, sobre todo, porque él tiene otros datos; es decir, tal vez nunca le habían dicho que hay múltiples reportes de agresiones a sacerdotes –y a miles de personas a lo largo y ancho del país- que claman justicia.

Por ello, sin pretender victimizarse ni mucho menos generar polémica, el obispo Sigifredo Noriega convocó a la población a participar en una jornada de oración por la paz de Zacatecas, México y el mundo, y crear un pacto social por la seguridad.

Cierta inconformidad detecté entre la gente que reprochó que en esta jornada de oración también estén incluidos los malhechores, los delincuentes, aquellos que tanto daño han causado a familias completas, pero entiendo bien al religioso: ellos son los que más requieren de una sanación espiritual, del perdón de Dios y de la reconciliación, aunque ni arrepentidos estén de lo que hagan.

Mucho se ha dicho del poder de la oración para cualquier necesidad: económica, de salud, de causas perdidas, de falta de trabajo, de lo imposible… no por nada se habla de que la fe mueve montañas.

Pero estamos ciertos que no solo la fe basta para terminar –en este caso- con el flagelo que representa la violencia. La oración es poderosa, pero se requiere el ejercicio del Poder de la autoridad, para combatir a los grupos criminales que tanto dañan a la sociedad.

Viene a mi mente un policía encomendado a Dios para hacer su trabajo, que no le toque la de malas y salga herido en algún enfrentamiento o durante alguna detención. Pero también recuerdo que hay muchos delincuentes, ya detenidos y que están purgando penas en centros penitenciarios, que se encomendaban a Dios todos los días para que las cosas les salieran bien.

Es decir, ¿Pidiéndole a Dios que los ayudara a hacer el mal? ¿Qué los protegiera de no salir heridos o ser detenidos por la policía mientras cometían sus fechorías? ¿Pidiendo a la Virgen de Guadalupe que los cobijara con su manto sagrado para que todo le saliera bien y, además de sacar un buen botín, cumpliera con su cometido sin contratiempos?

Me rehúso a creer que Dios esté del lado de la gente que daña y lastima. Quiero creer que protege a quienes nos protegen. Pero igual veo que, una tras otra suceden cosas en las que los delincuentes salen ilesos y huyen del lugar de sus fechorías. Atracan y matan sin temor de Dios.

Veo también que por mucho que pidan a Dios que los proteja, hay muchos policías, militares, que pierden la vida cumpliendo con su trabajo.

No se trata esto de poner en duda el poder de Dios, sino el Poder de las autoridades. Tampoco se trata de renegar de las creencias religiosas y estoy cierta que en la medida en que la fe sea firme y fuerte, se podrán alcanzar los anhelos. También en que en la medida que el Poder de la autoridad se ejerza con responsabilidad y compromiso se podrá responder a aquello en que las oraciones no alcanzan…

 

*Politóloga, periodista y abogada. Amante de la lluvia, la música y el petricor.

 

**Las opiniones plasmadas en las colaboraciones son responsabilidad de cada autor, así como su estilo de escritura. Ecodiario Zacatecas sólo es una plataforma digital para darl

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